Las crecientes especulaciones sobre la próxima candidatura socialista a la Alcaldía de Gijón se pueden reducir a dos escenarios fácilmente comprensibles: que los impulsores de la recogida de firmas para convocar primarias logren el apoyo de más de la mitad de la militancia o que fracasen en su empeño. En el primero de los casos, la duda estaría en si Ana González optaría por dejar en ese mismo momento el bastón de mando (habría que ver entonces quién da el paso al frente para ejercer de regidor por unos meses) o esperaría a finalizar el mandato en junio, porque la opción de que presentase su candidatura a la votación interna se antojaría inviable. Pero, en el caso de que la mitad más uno de los afiliados no estampen su rúbrica, la primera edil podría defender haber superado un examen al que nadie más en toda España ha sido sometido, con un grado de división similar al que generó la elección de los dos últimos secretarios generales de la agrupación local, que nadie ha puesto en duda.
