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Reflexiones desde la distancia

Sobre los debates internos en el PSOE de Gijón

Como persona que ha vivido y crecido en esta ciudad y aunque hace tiempo que resido fuera, sigo manteniendo una gran vinculación y compromiso con ella. Por ello me gustaría trasladar algunas cuestiones al hilo de lo que voy leyendo en las noticias de la prensa local.

1. De las oportunidades perdidas por parte de las opciones progresistas.

No sé a qué a se debe, pero tengo la impresión de que las opciones progresistas cuando están gobernando desaprovechan las oportunidades para transformar realmente las políticas públicas, para inclinarlas hacia modelos realmente democráticos de redistribución de la riqueza y de los cuidados, de los espacios públicos, de una apuesta clara por la defensa del medio ambiente, etc, con la intención de generar un discurso claro y una pedagogía que permita progresivamente a la ciudadanía identificarse y defender la ideología que se comparte.

Al contrario, lo que percibo es que las personas que defienden las ideas progresistas, como una sociedad democrática, laica, feminista, antitaurina… se les critica cuando las hacen públicas, enfrentándolas a las «tradiciones que no a la cultura» que vienen de las ideas y costumbres conservadoras. Llevo viendo un claro ejemplo de esto con la alcaldía de Gijón, cuando ante algunas declaraciones en este sentido, ni la ciudadanía que la votó ni parte de su propio partido lo defienden, haciendo gala de una incoherencia entre lo que se dice representar y lo que se representa.

Ante este tipo de comportamientos, ¿no se debiera de reflexionar sobre cuánto aceptamos y sostenemos ideas y valores que son contrarios a nuestros intereses? ¿Por qué ponemos oreja al discurso conservador y permitimos que interfiera y desvirtúe nuestras posiciones? ¿No sería más lógico combatir sus ideas y arropar a quienes defienden con honestidad y coherencia valores progresistas que permiten diferenciar claramente las opciones políticas?

2. Debates internos, ciudadanía y desafección política.

La ciudadanía empieza a estar harta por la distancia que se muestra entre los debates internos de los partidos y las necesidades reales de la población. Esto deviene en desafección o falta de apego hacía los partidos políticos. Desafección, que por otra parte solo se expresa en las filas de las opciones progresistas hasta concretarse en un porcentaje alto de abstención en las diferentes convocatorias.

Esta reflexión me vuelve con las ultimas lecturas de prensa sobre los debates internos que desde el PSOE de Gijón se están planteando sobre las posibles primarias para designar candidatura para las próximas elecciones municipales.

Vaya por delante que soy una fiel defensora de la discrepancia, de la participación, del dialogo y el debate, siempre que sea constructivo, pero sobre todo de lo que soy partidaria es de no trasladar a la ciudadanía los debates demasiadas veces enquistados que no nos incuben directamente. Pienso que algunas cosas son internas y que a la ciudadanía se deben de trasladar «certezas» ya que no tenemos ninguna oportunidad de intervenir en esas decisiones más que con nuestro voto.

Todo ello me hace plantearme algunos interrogantes ¿no debieran de estar trasladándonos propuestas de ciudad, posibles pactos y alianzas para sostener la opción de izquierdas en la alcaldía de Gijón y no sus luchas internas? Debatan internamente todo lo que tengan que debatir, pero olvídense de métodos, que solo generan dudas ante el voto y provocan abstención. La ciudadanía quiere ver a sus representantes trasladando ideas progresistas de ciudad, abriendo canales de participación para escuchar las propuestas de la población y no participando pasivamente de luchas de poder internas.

3. Falta de respeto hacia la persona que representa a la ciudad.

Cada vez que vuelvo a Gijón oigo comentarios y juicios sobre la alcaldesa que la tildan de persona soberbia, altiva, prepotente, poco empática… todo ello magnificado en las redes sociales. Llegando incluso a hacer comentarios sobre su aspecto físico, sus relaciones, utilizando fotografías en las redes robadas en momentos de intimidad y que alguna gente difunde y jalea sin preocuparle la verdad o mentira del asunto. Simplemente se trata de sostener los bulos lanzados quien sabe desde donde y con claras intenciones.

De todos ellos me llama mucho la atención la que se relaciona con su domicilio. Se sigue sosteniendo, 8 o 10 años después, que vive en la Fresneda cuando es público y notorio que vive en Gijón y, aunque así fuera, ¿cuál es el motivo por el cual ser o no de otra ciudad se convierte en factor de exclusión para la representación política? ¿Tenemos pocos ejemplos de personas de una ciudad representando políticamente otra? ¿Tendremos que empezar a hacer un censo de los «playos» para poder acceder con mas garantía? ¿Cuánta gente quedaría en Gijón? ¿Leído así «de seguido» no parece una cuestión absurda y ridícula? ¿No sería más constructivo pensar en términos de ideología, de valores compartidos, de buena gestión, en vez de una dirección de correos para validar a una candidata?

Mi percepción es que en este momento existe una falta total de respecto hacia las personas que debiera preocuparnos, ya que más allá de la misoginia que rezuma este caso, si hoy lo permitimos hacia ella mañana será moneda común para todas. Echo de menos las voces feministas de esta ciudad, esa supuesta sororidad que dicen tenemos las mujeres feministas no se ha visto, o yo al menos no la he percibido para intentar frenarlo.

Hagamos critica respetuosa de su gestión, pero no permitamos el descrédito personal, defendamos el derecho a la intimidad y a ser como queramos ser y exijamos un proyecto de ciudad que responda a nuestros valores y no a la presión de los grupos más conservadores.

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