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Se trata de Gijón

Sobre la lealtad que les debemos los socialistas a nuestra ciudad, a la ciudadanía y a la institución, mucho más importante que la organización; quiero creer que no se ha perdido esa lealtad

Cada mañana, cientos de miles de gijoneses y gijonesas, y otras gentes llegadas de diferentes lugares para hacer su proyecto de vida entre nosotros, se levantan y comienzan un nuevo día lleno de esperanza. Se trata de eso, y así ha sido siempre, Gijón es una ciudad plena de ambiciones individuales de progreso colectivo.

Los que practicamos eso de la "Gijonomía", siempre hemos tenido ese sentimiento tan fuerte de arraigo a nuestra ciudad. ¿Quién no ha visto una camiseta del Sporting o una bandera de Asturias cuándo está de viaje por cualquier rincón del mundo? Eso no es fruto de la casualidad, sino de un concepto de proyecto colectivo que nos hace ser esa pequeña ciudad del norte de España que está entre las mejores localidades de nuestro país en calidad de vida.

Esto es lo que me hace reflexionar en voz alta sobre lo que pasa en la Casa del Pueblo, la de todos los socialistas de Gijón, el grupo tan heterogéneo de personas que conforman ese proyecto colectivo que tantas alegrías nos ha dado como ciudad. Qué pena que la memoria nos esté fallando tanto. La memoria, esa capacidad que posee nuestra mente para almacenar nuestras vivencias personales y la información que recibimos a lo largo de nuestra vida. Gracias a ella reconocemos lo que hay a nuestro alrededor, organizamos nuestra vida y nuestras actividades, sabemos quiénes somos y de dónde venimos.

Si uno revisa en su memoria tendrá dos opciones, recordar que Ana González es la alcaldesa que ya elegimos por primarias los socialistas de Gijón, o reescribir esos recuerdos con ayuda de quiénes interesadamente pretenden que nos olvidemos de esa memoria. Porque esa poderosa herramienta nos hará valorar con la necesaria equidad a quiénes hoy se autoproclamen defensores de la democracia interna en la organización. No sea que nos llevemos la decepción de que a quiénes sigamos hoy fuesen ayer quienes bloqueaban esa participación. No sea que nos encontremos ante la dolorosa realidad de la historia reciente de nuestro partido y veamos las mismas caras y los mismos nombres, año tras año, elección tras elección, en uno u otro lugar, pero siempre en los cargos que no precisamente fueron elegidos por procesos de participación de la militancia. No sea que recordemos entonces las trayectorias que parece quieren que olvidemos algunos y algunas. Hagamos ese ejercicio de memoria, porque quizás entonces recordemos que por eso los gijoneses ya nos mandaron a descansar. Y sepamos entonces, cuando ya sea tarde, que nos hemos lanzado a la mar con una chalana que ya hizo aguas.

Pero más allá de todo eso, vengo a reflexionar sobre la lealtad que le debemos los socialistas de Gijón a nuestra ciudad, a la ciudadanía, a la institución que es mucho más importante que la organización. Porque quiero creer que no se ha perdido esa lealtad a lo que representa la institución, y lo que supone ejercer la enorme responsabilidad de gobernarla. Porque a eso nos debemos por encima de todo, quienes hoy están y quienes estuvieron en diferentes responsabilidades. Y cada día perdido en una injustificable batalla interna es un día perdido para Gijón. Será un día menos de esperanza para todos los que nos levantamos estos días ante tan bochornoso proceso. De eso deberán de arrepentirse algunos. El silencio también es cómplice.

A mis compañeros y compañeras les pido que piensen fríamente, en Gijón, no solo en el partido, y usen la memoria, que es como ese mal amigo, que cuando más falta te hace, te falla.

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