En la capilla de La Soledad, en Cimavilla, vemos tres placas. Una municipal en el exterior, y otras dos en el interior. Esto dice la placa interior más antigua: "Se hizo esta capilla con el título de La Asunción de Nuestra Señora en el año de gracia de 1674. Se restauró bajo la advocación de La Soledad de Nuestra Señora en el 1938". La otra placa fue colocada en 1996 y dice: "Se rehabilitó esta capilla promovida por la Asociación de Amigos de la Iglesia Mayor de San Pedro y con el patrocinio del Principado de Asturias, el Ayuntamiento de Gijón y aportaciones populares. Gigia MCMXCVI".
El nombre original, como dice la primera placa, fue capilla de la virgen de Asunción. Pero una imagen de la Dolorosa (o virgen de La Soledad) que había en un retablo acabó dándole el nombre al conjunto. Escriben los cronistas cosas como que los dueños primitivos era la familia Valdés Llanos; que por esa primitiva virgen de La Soledad se pagó al artista dos langostas, y que por eso se la llamaba la "Virgen de las Langostas". En el año 1853 se unió a ella la Virgen de las Mareas que hasta entonces había estado en la capilla de Santa Catalina, y La Soledad pasó a ser sede del gremio de mareantes.
Hay en el interior de la capilla de La Soledad tres imágenes: la de la Virgen de La Soledad, obra del escultor catalán Antonio Ballester Vilaseca en 1942; la de San Pedro, patrono de Gijón, que porta unas llaves y una red de pescador, y la del Cristo de Medinaceli tan venerada el primer viernes de cada marzo. Es obra esta última del gallego Manuel Cajide, y en la capilla está desde el año 1946.
El estudio sobre las campanas de Gijón obra de Julio Sánchez-Andrade nos informa de la inscripción en la campana que vemos en la capilla de La Soledad: "Año de MDCLXVI. JHS María y Joseph orate pro nobis". Tiene la campana 35,5 centímetros de altura y 40 centímetros de diámetro, y como se ve fue fundida en el año 1666, ocho años antes de la inauguración de la capilla.
