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Javier Antuña

Xixón, jazz años 70

La proliferación de festivales y actuaciones en la ciudad

La década de los setenta del siglo XX supuso para el jazz uno de sus momentos de mayor repercusión comercial. No obstante, respecto a la valoración de la crítica sobre sus resultados artísticos, las posturas son dispares e irreconciliables. Emparentado con el rock, los sonidos étnicos, brasileños, así como el soul o el funk, alcanzó cotas de popularidad que parecían imposible de recuperarse desde la edad dorada del swing. Términos como jazz-rock o fusión adquieren carta de naturaleza y atraen a un nutrido grupo de seguidores que poblarán conciertos y lo más importante en aquellos años, comprarán bastantes discos y casetes de los grupos e intérpretes más representativos.

Xixón, como ya aconteciera en anteriores etapas de su historia con otros estilos jazzísticos, no va a ser ajena a las nuevas corrientes imperantes dentro de este género. La proliferación de festivales y actuaciones va a ser recurrente en las diferentes discotecas existentes (también en recintos de gran tamaño como el pabellón de deportes de La Arena o la carbayera del Tragamón), con el denominador común del rock (llámese progresivo) y su mezcla con los ritmos sincopados y bluesy, a los que habría que añadir los pertinentes tintes folk.

"Alcatraz", "Borne", "Vade Retro", "Casquemada", "Iceberg", "Storm", Jayme Marques, Mirasol Colores (en el campo nacional) y "Liamba", "Araña", "Trafalgar" y "Asturcón" (en el regional) son algunos de los ejemplos de la utilización del jazz, no siempre con la misma intensidad, en contextos sonoros a priori alejados de sus fuentes. Y dentro de la relación de espacios donde se programaban estos bolos con un marcado carácter sónico heterodoxo destaca la discoteca-sala de fiestas Carrizo Pop (llegaron a formar el "club de música progresista experimental") cuyo fundador, Manolo Fernández Alcoba, fue a la sazón integrante del afamado grupo de rock impresionista "Crack"; aunque es de justicia citar además las discotecas El Jardín, El Acapulco o el Play Boy 2.

La facción ortodoxa jazzística tuvo su correspondiente cupo. Los directos, no tan numerosos como los más netamente "fusioneros", contaron con la presencia de Víctor Luque, "Traditional Jazz Studio Praga" (con el prestigioso saxofonista Benny Waters), "Hot Club de Madrid" (con sobresalientes instrumentistas como Osvaldo Iglesias y Abel Vilaró), Jean Luc Vallet, "Quinteto Armonía de Bucarest" (formación clásica pero que insertaba jazz en su repertorio), el dúo de folk sudamericano (con querencia por el jazz), Lalo y Mario y Josep y Peter, entre otros. El Café Concierto, Teatro Arango, Caja de Ahorros de Asturias y Jazz-76, fueron algunos de los lugares que albergaron dichas actuaciones.

Dentro del ámbito de la divulgación de los ritmos sincopados afroamericanos Xixón retomará en este período una ya consolidada tradición de la ciudad sucediéndose las conferencias y audiciones sobre sus testimonios sonoros más significativos. La Sociedad Cultural Gijonesa anunciaba en la primavera de 1970 un ciclo de seis audiciones que bajo los respectivos epígrafes de "presentación", "vocal", "moderno", "side story", "impresiones de Brasil", "underground", ofrecían un panorama razonablemente completo de su historia. Un año más tarde dedicaría otro ciclo al blues donde se pudo escuchar a John Lee Hooker, B.B. King… El Café Oriental de la calle corrida, durante un buen tiempo anunciada enigmáticamente su inauguración como nuevo "club de jazz", realizó audiciones de "Rock, jazz y música de cámara". Por su parte la Asociación Gijonesa de Amigos de la Lírica entre clásica, zarzuela y ópera mostraba señeras grabaciones de espirituales negros y jazz.

Resulta llamativo el caso de las Juventudes Musicales de Gijón (delegación local de dicha entidad con representación internacional y nacional) que hacían su presentación en los locales del club Les Madreñes en el verano de 1976. Con cerca de doscientos socios contaba con ilustres promotores provenientes del mundo de la música como Luis Vázquez del Fresno, Enrique Truan o Francisco Vizoso. Conciertos, conferencias, proyecciones, teatro, radio…, todo un elenco de amplias y completas actividades "sónicas" que se estructuraban en comisiones de trabajo, entre la que destacaba la dedicada al "jazz, blues y rock and roll".

En cuanto al cine, en los inicios de la década el salón de la Obra Social y Cultural de la Caja de Ahorros proyectaba un documental sobre el Festival de jazz Internacional de Berlín. Por su parte, la Escuela de Empresariales organizaba en 1975 un ciclo de documentales con la temática del jazz como sustento fundamental de su argumentario. Y tampoco debemos olvidarnos de las ondas hercianas, tanto en Radio Gijón (Daniel Rodríguez) como en La Voz del Principado o en Radio Nacional en Asturies, se podía escuchar jazz de amplio espectro; en tanto que la prensa, ya fuesen reseñas de discos o de conciertos, todo ello muy "tímidamente" en verdad, tampoco se "olvidaba" del jazz.

El hecho de que en los años 70 España, y por supuesto Xixón, se viese sumida en unos acontecimientos políticos y económicos cruciales para su devenir histórico: represión política, lucha y conquista de las libertades, reconversión industrial, agitación cultural, incremento del consumo de drogas sancionadas penal y administrativamente, tuvo su inevitable repercusión en el terreno musical. Por lo que se refiere al jazz, la ciudad va a ser testigo de innumerables conciertos de rock progresivo en los que la síncopa con sabor afroamericano dejará (repito, con mayor o menor intensidad) su huella en ellos, con todo lo que eso supuso de su asociación con los nuevos "aires de libertad" por los que la ciudadanía tuvo que pelear enconadamente.

Por otro lado, el jazz afianza su intelectualización ya iniciada en décadas precedentes, sobre manera en la de los 60, así como su implantación (vía conciertos, charlas y audiciones) como un componente más de la "normalizada" oferta musical y cultural, principalmente eso sí, aún en manos de la iniciativa privada. Y si alguien duda de la cierta popularidad que el jazz tenía en Xixón en los 70 sólo tiene que acercarse a las hemerotecas: la Guía del Veraneante de 1973 del diario Voluntad anunciaba en el Atomiun "Música progresiva, pop y jazz, tarde y noche"; otros periódicos se hacían eco, para un mismo día, en el Korinto Pathos o en el Dragón (añádase a la lista de los locales y espacios ya citados), de recitales con "sonido cuadrangular" y de "música especializada", ¡cómo no!, de jazz.

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