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Venancio Martínez Suárez

Joaquín Ocampo, con la Universidad al fondo

El distinguido catedrático recibirá el XXI Premio de ensayo "Foro Jovellanos" la próxima semana

Hace unas semanas supimos de la concesión a Joaquín Ocampo del XXI Premio de Ensayo "Foro Jovellanos", que recibirá en Gijón el martes día 8 noviembre. Joaquín es un distinguido profesor y catedrático de nuestra Universidad, un gran docente y erudito a la vieja usanza: recupera información, estudia, cataloga, concluye y da a conocer. Fue siempre un naviego muy vinculado a su tierra natal, y ahí están sus importantes estudios sobre nuestra sociedad y su actividad industrial, aunque su presencia en nuestra villa ha sido mucho más frecuente en los últimos tiempos. Es por su larga y meritoria labor uno de sus hijos más ilustres. Mi primer recuerdo nítido suyo es de mi adolescencia, en un mes de agosto en que llegué a la pequeña playa de Fabal donde él tomaba el sol mientras el profesor Gonzalo Anes paseaba junto al agua. Tras hablar unos minutos con Gonzalo nos saludamos. Joaquín me pareció serio y desentendido de mi presencia, aunque el tiempo y mi afición a los temas a los que dedicó la mayor parte de su carrera nos fueron acercando y haciendo amigos. Desde hace unos veinte años es rara la semana en que no hablamos, nos escribimos o nos encontramos. Al ser nombrado Profesor Emérito Honorario en este curso inicia una nueva etapa de su trayectoria universitaria, a la que accede "por sus extraordinarios méritos académicos y sus relevantes contribuciones en beneficio de la propia institución, la comunidad científica y la sociedad en general; por tener una actividad de liderazgo académico relevante en su área de conocimiento", según reza el reglamento que rige para alcanzar este honor.

Tras varios años de investigación en 1986 defendió la Tesis titulada Campesinos y artesanos en la Asturias preindustrial: 1750-1850, presentada en dos volúmenes con más de ochocientas páginas. En ella da a conocer y analiza gran cantidad de información inédita sobre la agricultura y las manufacturas en el Principado en un período que incluye la transición del viejo al nuevo régimen socio-económico. Este trabajo fue publicado rápidamente en forma resumida –159 páginas- con el título La economía en Asturias al final del Antiguo Régimen. Las manufacturas, 1750-1850, mereciendo ese mismo año el Premio de Investigación Juan Uría Ríu de la Consejería de Educación y Cultura. De su perseverancia dan cuenta, según su preceptor y amigo Gonzalo Anes, "las horas de trabajo en archivos nacionales, municipales, de la Junta del Principado, Histórico Provincial de Asturias, Capitular de la Catedral, Histórico Diocesano, Monasterio de San Pelayo y otros". De sus cualidades de investigador, añade Gonzalo, informan los ingentes datos recogidos de las fuentes manuscritas e impresas. De este "asturiano de nacimiento y de vecindad, con raíces maternas en las tierras de Navia" destaca el anterior director de la Real Academia de la Historia su vocación de historiador, la exposición inteligente, "su fibra literaria que hace que sus escritos interesen a todos los públicos"; fibra literaria que es precisión, pulcritud y elegancia en su forma de escribir.

Con ese brillante arranque como historiador, durante sus años como profesor se ha esforzado por comprender los sucesos relevantes de nuestros antecedentes y a los personajes que han ido condicionando su devenir. Una ingente colección de publicaciones indexadas le avalan, de ellas 24 libros, gran cantidad de capítulos de libros y artículos originales en revistas con gran difusión y alto índice de impacto, aparte de numerosos escritos de menor relieve, incluidos retazos de amistad, de recreación y artificio que lo muestran como un gran articulista. Su conocimiento de la realidad empresarial asturiana ha fructificado en varias obras compuestas desde una perspectiva histórica, con datos de sus actividades y siempre cuidadosamente presentadas en su contexto humano y social. Su amor por el ya cincuentenario Instituto Feijoo (el IFESXVIII) lo ha compartido a lo largo de los años con compañeros como los profesores Caso, Inmaculada Urzainqui, Álvaro Ruiz de la Peña, su actual directora Elena de Lorenzo y tantos otros, incluidos brillantes dieciochistas extranjeros, que desde la investigación han ido poniendo dignidad a una época hasta hace pocas décadas infravalorada. Como añadido y complemento de eso es un gran orador y divulgador, ordenado en las ideas y sutil en las palabras que expresan sus valoraciones y juicios. Desde un absoluto y cordial compromiso con la Universidad, el modo de ser docente que encarna Joaquín da y se da en cada clase, en cada seminario, en cada conferencia, emergiendo como un puente entre las dos orillas del río, entre el presente y la realidad del hecho histórico. Atento en reconocer y segregar entre sus alumnos la comodidad intelectual de la actitud esforzada e ilusionada, ese "lastre de felicidad" para la gran travesía de la vida, apuesta por una selecta y entusiasta minoría frente al rasante igualitario y la falsa democracia de la mediocridad. Acercarse a los resultados que ha ido alcanzando puede servir para defender el carácter científico de un oficio apasionante y extraordinariamente útil. Porque en momentos de amnesia planificada es necesario mirar al pasado desde la historia, desde el ejercicio de la razón práctica, que es instrumento de validez universal.

Es, como todo hombre creativo, ser claramente melancólico y flemático, cercano en su naturaleza y estilo al "professor of faculty" británico; o, según la vieja tipología, de carácter dominado por la bilis negra, concentrado y otoñal, alejado del ánimo funesto y la acedía de quien en sus ocupaciones no está conforme consigo mismo. Personalmente me ha asesorado, aconsejado, dirigido, todo ello generosamente y haciéndome notar la importancia de sus comentarios. Su envío de textos recomendados para que los leyese y utilizase, para que trabajase con ellos, ha sido constante y siempre acertado. Fue conmigo un incitador de nuevos horizontes intelectuales. Además, el recuerdo de las horas pasadas con él, con Inés y Amelia en alegre francachela serán para mi familia y para mí una felicidad imperecedera.

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