La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sariego

Nuevas epístolas a "Bilbo"

José Manuel Sariego

Álbum de daguerrohaikus (6)

Los héroes domésticos

En todos los álbumes fotográficos, "Bilbo", se acomodan héroes domésticos y un amigo al raso.

Quini

Atleta anciano

trabuca Balastera

con Molinón.

Espérame en el área. Si es la pequeña, mejor, más cerca de la gloria. No dribles, no remates. Aguanta un poco, espera que te acompañe en la jugada. Siempre quise alinearme en tu equipo, contigo, y nunca pude. Soy lateral izquierdo o carrilero como ahora llaman a ese puesto. Una mezcla de los estilos de Carrete y Jordi Alba, para entendernos. Así que no te precipites, déjame correr la banda un poco más. Sujeta a los centrales, que del defensa derecho ya me encargo yo. Tú ya conseguiste la posición privilegiada de los dioses del Olimpo. Ahora me toca a mí, pero no atesoré aún –me temo- los méritos que a ti te adornaron, ni pinta tiene la cosa de que los pueda alcanzar a este paso. Ni me convocan siquiera. El corazón, además, me late perezoso, no célere como el tuyo. De modo que ten paciencia, espérame en el área, anda. El pancho (o el muerto, con perdón) lo tengo yo. ¿Qué hago ahora, Quini, ahora? Sin goles como los que facturabas. Sin bromas como las que gastabas. Sin risas como las que regalabas. ¿Qué hago yo ahora, Quini, ahora? Sin la humildad que derrochabas. Sin la bonhomía que desparramabas. Sin la deportividad que manejabas a manos llenas. Claro que el problema es del menda, no tuyo. Tú estás en el Olimpo de los dioses del balompié codeándote con los mejores futbolistas, en ese pedestal del que no podrá apearte ni Pelé, ni Maradona, ni Messi, ni Dios. A uno le queda, como te decía, un trecho de banda por la que corretear, si le sacan al campo, si le dan minutos. Te advierto que entreno a tope para ganarme el puesto, la titularidad. Confieso que trato de emularte, pero necesito más oportunidades, más tiempo. Así que, lo dicho, no te impacientes. Espérame en el área chica, anda.

El mejor amigo

Minero para

más señas. Replicante

viejo ya y único.

El mejor amigo me augura poco tiempo de vida. Me conmina a escribir cuanto antes lo que tenga que contar porque no tardaré en palmarla, "en estirar la pata", dice a bocajarro delante de testigos. Un cabroncete con pintas el mejor amigo. Un contreras que disfruta llevando la contraria a cualquier interlocutor que se atraviese por su camino, se hable de lo que se hable; como ese personaje prototípico que se suele encuadrar en la categoría de polemista irreductible. Aunque así sea (y así lo aceptamos), el mejor amigo me escucha, me busca, me acompaña todos los martes y todos los viernes. Todos. No falla.

Compartir el artículo

stats