Hablamos de los inicios del tranvía en Gijón. Concretamente fue Florencio Valdés Menéndez el principal impulsor del primer tranvía tirado con mulas y eso fue realidad a partir del 30 de marzo de 1890 –Domingo de Ramos–, aunque la idea ya databa de 13 años antes, como veremos. Luego, esa primitiva línea, desde la calle Corrida hasta La Guía, se amplió hasta Somió. Con el paso de los años, se pasó de "tranvías de sangre" a tranvías eléctricos y además se construyeron otras dos líneas: hasta El Musel y hasta El Llano de Arriba.
En las actas municipales del día 6 de octubre de 1877 leemos una instancia donde Antonino Rodríguez San Pedro, Ángel Rendueles Llanos y Florencio Valdés Menéndez presentan el proyecto y el presupuesto, pretendiendo que el municipio les conceda autorización para una línea de tranvía que "desde la calle Corrida de esta población, vaya a terminar en la inmediación de la ermita de La Guía". El trayecto previsto era Corrida, Munuza, Moros, Jovellanos, Real –luego San Bernardo–, Menéndez Valdés, plazuela de San Miguel, Uría, y carretera de la Costa, para luego seguir hasta La Guía.
Pasó más de una década, llegamos al 19 de mayo de 1888: "La Corporación quedó enterada de la resolución tomada por el excelentísimo señor ministro de Fomento sobre el proyecto elaborado por D. Florencio Valdés Menéndez para construir un tranvía de fuerza animal que, partiendo de Gijón, conduzca hasta La Guía. Su Majestad la Reina Regente, en nombre de su augusto Hijo D. Alfonso XIII (que Dios guarde) ha tenido a bien aprobar el citado proyecto de tranvía servido por fuerza animal, desde Gijón a La Guía por la carretera de tercer orden de Ribadesella a Canero y por varias calles de la ciudad en longitud de unos tres kilómetros, cuyo coste se presupuesta en 102.022, 47 pesetas".
Los tranvías en la ciudad circularon, ya electrificados, desde el 10 de abril de 1909. Eso hasta mayo de 1964. Aunque las vías en algunos casos tardaron años en retirarse.
