El Partido Popular asturiano vive un tiempo grande de incertidumbre. Sin congreso regional a la vista y con un candidato/a que sigue siendo una incógnita, el partido parece una especie de barco a la deriva donde nadie da explicaciones e indicaciones sobre el rumbo. Génova se reserva su oficio de entronar al candidato/a desde un desconcertante silencio. Asturias es la única región en la que el PP no se ha decidido aún. Durante este tiempo, han ido saliendo nombres de posibles candidatos, algunos como deseo, condición y/o carta a los Reyes Magos de algunas "facciones" del PP en Asturias. Se han barajado nombres al margen de la política (bastantes curiosamente), y algunos pocos con cierta experiencia política.
Ha sido tan grande el baile de candidatos, que ha rozado lo ridículo. Muchos con una propuesta, con tal de que no gane la del otro. Y parece que además Génova con muchos de los "nominados" ni tan siquiera se ha puesto en contacto. Esperpéntico. Tanto que ser proclamado candidato/a en una situación como la actual pueda resultar más una carga que un privilegio.
Lo primero, por las luchas entre algunas "facciones" que no ven calmadas nunca sus ambiciones, y cuyo deporte favorito es ensuciar siempre. Lo segundo, porque han sido tantos los "soñados", que al que nombren va a parecer el tercer plato, la solución menos mala, un peaje o algo transitorio.
Resulta urgente que la persona que se ponga al frente tenga capacidad de integrar, hacer equipo y una mirada lúcida para limpiar la casa del PP asturiano porque hay personajes que no es posible integrar ni con mano izquierda, ni con derecha. Solo asumen un candidato propio al que poder manejar, si es diferente al suyo puede que se dé cierta paz inicial para iniciar pronto la misma guerra de siempre.
Álvaro Queipo ha asumido la presidencia del PP por turno. El momento es tremendamente delicado. Toca coser, curar, unir, acompañar y marcar rumbo en medio de la espesa niebla, todo a 6 meses de las elecciones sin candidatos en Asturias ni Gijón (clave para ganar a nivel regional).
Quizás Queipo sí tenga más claro el rumbo y la tarea concreta que quiere el PP nacional y, aunque por turno, sea la elección soñada por Génova, la única capaz de hacer sus sueños realidad en lo que a candidatos se refiere. Quizás todo sea parte de un plan más medido y pensado de lo que se pueda intuir. Es probable incluso que esas "facciones" pensándose protagonistas con derecho a opinar, para Génova hayan sido más bien un simple decorado, el ruido y el humo necesario para que el mago Feijóo desvele su carta oculta y soñada.
