Varadero de Fomento

Personas no felices

Siguen ahí los dos socialismos asturianos pese a las apariencias

Alejandro Ortea

Alejandro Ortea

Se prodiga bastante últimamente el hombrín este de Laviana que funge del más alto mando provincial, sobre todo, desde que los afiliados eligieron a la actual directiva socialista local, y más aún desde que esos mismos afiliados se quitaron de en medio a la actual gentil dama de Carbayonia como candidata a la renovación de su poltrona de mando municipal. Se pasea por la mayor ciudad de Asturias bajo cualquier disculpa, sea una cena de confraternización, en la que ejercer su hipocresía, o en la presentación de un libro ya presentado anteriormente en la capital de su residencia, porque está convencido que nuestro Gijón es plaza importantísima como bolsa de votos para la lista que él encabezará en las próximas elecciones primaverales. Así que le veremos atravesado por aquí cada día con mayor frecuencia, haciéndose incluso su campaña a mano como si no se fiara de la comisión ejecutiva local.

Hace mal porque eso no es confiar en la estructura de su propio partido, la única que le puede proporcionar un verdadero soporte en el territorio en el que opera. Lleva Barbón sobre sus espaldas el estigma socialminero de la reticencia, si no el simple odio, hacia esta villa marinera, porque en la cuencas, ahora ya sin minas, no encuentra mar en el que ir a verter sus lágrimas provocadas por su falta de visión política. En Moncloa o en Ferraz no le hacen maldito el caso y él entonces se hace el barón cual Page o Lambán, criticando tan bajito, casi susurro, sus tímidas críticas al presidente Sánchez. Parece talmente que todavía no se ha dado cuenta que ya no es un alcalde de pueblo, sino un presidente de autonomía, pequeñita, más autonomía al fin y al cabo.

No es la primera vez, ni será la última, que la FSA actúa frente a su propio candidato, siendo el caso más vistoso aquel en el que jugaron a la contra del aspirante a renovar la presidencia, Antonio Trevín, con el resultado inesperado de que, con la inestimable ayuda de IU, Sergio Marqués, del PP, consiguiera su investidura presidencial. Tampoco jugaron en Santa Teresa muy a favor en las campañas a la Alcaldía de Álvarez Areces y con las reticencias de turno hacia el mismo personaje en su intento de conquistar la presidencia regional, cosa que consiguió, a pesar de todo y con mayoría absoluta.

Los socialistas gijoneses están solos frente a su electorado, su propuesta de un candidato independiente es atrevida. No les ayuda que partidarios de la defenestrada alcaldesa todavía intenten que descarrile la operación: lo último es que preparan una cena de desagravio a la todavía alcaldesa. Habrá que esperar a lo que allí se diga entre suspiros.

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