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Taza y media

Eloy Méndez

Ocho décadas de armonía

Ochenta años lleva la Escuela de Música Enrique Truan entregada a la formación (desde su cambio de nombre, también cumple la necesaria función de mantener viva en la memoria colectiva la figura del genial compositor, que fue su director). Fundada, como se saben de memoria sus alumnos, con impulso municipal gracias a un grupo de mentes preclaras que se reunían en la confitería La Vienesa, popularizó las partituras cuando ningún otro centro lo hacía en la ciudad. Y tuvo el honor de pasar una larga etapa en el Antiguo Instituto, antes de mudarse a su actual sede de la calle Los Moros y modificar su naturaleza. Sin ruido y con menos apoyo institucional del merecido en las tres últimas décadas, esta entidad forma parte de la melodía vital de miles de gijoneses.

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