Taza y media

Era 5 de enero

Eloy Méndez

Al margen de gustos y de colores, es innegable que la cabalgata de este año ha provocado un choque de trenes entre el gobierno local y buena parte de la oposición. Y que a pie de calle ha disgustado a un número suficiente de gijoneses como para que el debate sea tenido en cuenta. El quid de la cuestión no está, como algunos plantean, en la cantidad de niños con sus familias que esperaron en una acera para ver pasar a Melchor, Gaspar y Baltasar (siempre serán miles, sobre todo, si no llueve), sino en el hilo argumental del desfile, es decir, en quiénes participaron y qué hicieron. Desde esta perspectiva, es difícil rebatir que hubo un exceso de innovación por parte de los organizadores, hasta el punto de que, por momentos, no pareció que era un 5 de enero.

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