Sanidad privada, primero el negocio

Un análisis del sistema de salud

Armando Nosti Caso

Armando Nosti Caso

Un estudio del departamento de Política e Intervención Social de la Universidad de Oxford, revela que el incremento de la externalización de los servicios sanitarios británicos entre 2013 y 2020 elevó el índice de mortalidad evitable, es decir, la tasa de muertes que se podrían haber evitado con una mejor atención médica. Según datos del Real Colegio de Medicina de Urgencia del Reino Unido, actualmente mueren entre trescientas y 500 personas a la semana por el retraso en la atención sanitaria en el país.

Díaz Ayuso, en sus planes para la sanidad madrileña, pone a la británica como ejemplo para justificar que los Centros de salud sean atendidos por enfermeros. Se calla que son sólo un dos por ciento del total de enfermeros británicos los que pueden recetar medicamentos y por tanto estar al frente de un centro de salud, ya que para ello necesitan una formación previa muy selectiva, Enfermería de práctica avanzada, que en España ni siquiera existe. El objetivo de Díaz Ayuso es el de sus patrocinadores, culminar la privatización de la sanidad que inició Esperanza Aguirre. La sanidad privada es un negocio. A donde no hay beneficios no llega la sanidad privada. En privatizaciones, Madrid va muy por delante, aunque otras Comunidades aprenden rápido.

Si comparamos la sanidad pública en Asturias con la de otras Comunidades, el resultado no es malo, si la comparamos con la propia sanidad asturiana de los últimos años, se observa un deterioro manifiesto encubierto por la pandemia pero que viene de más atrás.  La masificación de los centros y el aumento de las listas de espera, ya sea para una intervención o una consulta son evidentes, y la situación de los sanitarios es cada día más complicada.

Las reivindicaciones de los sanitarios son, en líneas generales justas, necesarias. El aumento de guardias o de horas extraordinarias es un recurso en situaciones de crisis, pero por sistema no es aceptable. Tampoco es aceptable que un profesional, sea cual sea su categoría, permanezca con contratos temporales diez, veinte o treinta años, durante los que puede ser contratado por días o semanas con constantes cambios de destino. No se entiende que se permita en las instituciones públicas lo que se critica en una empresa privada.

Un médico de familia no puede atender el número de pacientes que atiende a diario además de las urgencias ambulatorias y las consultas telefónicas, ni ser el que paga los platos rotos del enfado de un paciente, que harto de esperar una solución descarga su frustración en quien tiene más a mano. Tampoco es aceptable la masificación en Urgencias donde puedes estar tirado en un pasillo durante horas. Asturias es una comunidad envejecida, lo que complica las cosas, por eso es prioritario sentar las bases para detener el deterioro actual y planificar una mejora real a corto plazo. Los aplausos a los sanitarios estuvieron bien como testimonio, pero no sirven si no se les escucha y menos aún, si se vota a quienes apuestan por los recortes y las privatizaciones.

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