Otra historia local

Semana Santa de 1923

Luis Miguel Piñera

Luis Miguel Piñera

La Semana Santa de hace un siglo fue entre marzo y abril, el Viernes Santo fue el 30 de marzo. Ese Viernes Santo en San Pedro tuvo lugar a las seis de la mañana el Sermón de la Pasión y el orador fue el dominico José María Ángel Gómez. A las once, el Sagrado Santo Oficio con el párroco, Ramón Piquero, como preste, como oficiante. Terminado el Oficio, llegó la adoración de la Santa Cruz, primero por el clero y autoridades y luego por todos los asistentes. A continuación, la procesión del Sagrario. Por la tarde, la procesión del Santo Entierro: la Sagrada Urna escoltada por militares; las imágenes de San Juan y de La Dolorosa; y la banda de música del Regimiento Tarragona. Nos cuenta la prensa que esa banda de música, tras la procesión, recorrió la calle Corrida, "que se encontraba animadísima".

La Virgen de La Dolorosa mencionada era una talla –de comienzos del siglo XIX– de un escultor de cámara del Real Palacio, en Madrid, Francisco Elías Vallejo. La imagen de Jesús Nazareno, de la misma época, era obra del escultor Antonio de Borja. El Sábado de Gloria, a las seis de la mañana, salió de San Pedro la procesión de La Soledad que recorrió algunas calles de Cimavilla. Con la Virgen y con la imagen de San Juan, el popular San Juanín de la Barquera tallada por Luis Fernández de la Vega y con su dedo señalando.

Unos días antes –durante la procesión del Silencio, el Jueves Santo de 1923– fue noticia que muchos chiquillos de Cimavilla habían hecho sonar las matracas o carracas, "cuando la procesión requiere precisamente lo contrario, el silencio". En teoría, el ruido de las carracas en Semana Santa rompiendo el Silencio –como pasa con los tambores en Aragón– simboliza el duelo, el estremecimiento, que convulsionó al planeta cuando murió Cristo. Está documentado que en Gijón se golpeaban con piedrecitas los bancos de San Pedro. Aquel año de 1923 la Semana Santa terminó con la noticia de la muerte del comerciante Benigno Piquero Olay. El popular Bazar Piquero estaba en la plaza de los Cuatro Cantones, la que desde el año 1939 es la plaza de Italia.

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