Opinión | Taza y media

Testigo de Viesques

Viesques era poco más que la urbanización La Quintana cuando Iván Suárez entró a formar parte de la asociación vecinal. Lo contaba él con una sonrisa perenne, reflejo de una bonhomía que volvía cálidas las conversaciones, su mejor arma cuando se acercaba hasta la plaza Mayor para negociar con el concejal de turno o cuando recibía alguna queja en la sede del colegio Begoña. Con ese talante, hizo barrio en una zona joven, residencial y con poder adquisitivo, donde el particular espíritu de pertenencia se fraguó a un ritmo frenético, como crecían los edificios rodeados de zonas verdes. Su lucha consistió en que los servicios no llegaran mucho más tarde que los habitantes. Y, a base de empeño, enlazó pequeños avances que, sumados, son un logro colosal.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents