Silencios elocuentes

La actitud del candidato del PSOE desde que empezó la precampaña

Javier Díaz Dapena

Javier Díaz Dapena

En política, toda inacción (al igual que toda acción) encuentra su indudable origen en una motivación precedente y presidida por una reflexión fundada en la conveniencia o, dicho en mejor modo, en la convicción (no siempre del que calla, sino a menudo de aquellos que deciden u otorgan) de aquello de "si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir". Pero es que, precisamente en este mal llamado arte y a las puertas de entrar oficialmente en campaña electoral, nada es más feo que el silencio, sea este auto impuesto por las jerarquías, temeroso, ventajista, calculado, prudente o falsamente optimista.

En el caso del cabeza de lista por el PSOE a los comicios de nuestra ciudad, entiendo que convergen todas estas perspectivas. Así, y a buen seguro conocedores de la discreta capacidad de seducción oral del candidato, quienes manejan los hilos prefieren que este se mueva en parámetros de prudencia, toda vez que su cálculo reside en una mal entendida inercia histórica, y se abrazan a un hipotético suelo electoral que entienden permanece incólume e inmune a los avatares del tiempo; no se engañe, pues no existen inercias perpetuas.

Bajo mi punto de vista, yerran de modo flagrante y por omisión, pues olvidan la triste experiencia a punto de caducar o, lo que es lo mismo, subestiman la capacidad de análisis y balance de unos electores que hemos sufrido en nuestras propias carnes las consecuencias de acudir a las urnas bajo el imperio de otra clave que no sea la estrictamente municipal. Entretanto, quienes desde la oposición se han erigido en único altavoz de la desastrosa gestión que afortunadamente toca a su fin (y cuyo definitivo descabello ha venido de la mano de su propia formación), les están comiendo la tostada bajo la batuta del añorado regreso de quien –sencillo el símil– no dudará en emplear el bisturí con cirujana precisión.

Como gijonés lego en cálculos políticos e internas componendas, creo me asiste el derecho a que un alcaldable me explique de viva voz su opinión y recetas sobre los fondos europeos, el "solarón" o la movilidad y, más allá de ello, que lo haga confrontando "a calzón quitado" con otros candidatos y candidatas, pues si (tal y como él mismo afirma) el debate está en la calle, me permito recordarle que en ese "Foro" va usted perdiendo, pues ha debutado en el partido cuando su adversaria (ahora favorita) ya iba venciendo por goleada.

El tiempo en que las elecciones las ganaban las siglas se ha agotado, máxime tras el calvario sufrido estos últimos cuatro años. Todos le ponemos a usted cara, pero pocos conocemos su guion político y, ese desconocimiento, unido a la aparente falta de sintonía con la casa del pueblo en asuntos determinantes para nuestra ciudad, puede tornar esa cara –sin duda amable– en temerosa careta, aquella tras la que se esconden quienes huyen del contraste de ideas, pecado capital en política.

Debata usted, caray, recoja de una vez el guante que no dejan de arrojarle y permítanos conocerle mejor, pues tras la oferta (entre otros) de este diario que amablemente me presta su espacio, hay quien pudiera pensar que no cree usted en la imparcialidad de los medios. Hay silencios que truenan, no pierda la ocasión de deshacer el oxímoron.

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