Opinión | Tormenta de ideas
Cab
Una persona difícil de encontrar
Te despedimos esta semana y casi, casi ni lloré. Tú que sabes cómo soy, porque tú eras tan parecido a mí, muy sensible, cariñoso, pero sabes también que debía ser fuerte por ella, por tu niña. Llanto que ahora sale casi sin querer, ese que he reprimido desde el último shok, que tú has vivido también a través nuestro. He sido fuerte por ella. Por Carli. Por nuestra adorada niña, el motivo de todo, el centro de tu universo junto con su madre, mi hermana, mi amiga, la que me pone los pies en la tierra, la que me hace ser fuerte, esa a la que tú querías tanto, a quien pedías que me cuidara, y lo hace, Capi, lo hace constantemente. Como ahora lo está haciendo con mi nieta mayor, con tu hija, esa que vi nacer, la que me salvó de tantas cosas viéndola crecer, ella, la primera que me llamó Tata, que es la hermana mayor de mis otras dos nietas biológicas. Ella, que se acucaba conmigo estos días, que me abrazaba desesperadamente, porque nadie, cielo, nadie podrá jamás ocupar tu lugar. Tú, tan grande, tan tierno, tan inmenso, con esa grandeza de alma que hoy, Capi, es tan difícil de encontrar.
Te hemos perdido todos. Tú, el mejor marido, el padre que todos desearían. El defensor de esta familia que sabes que era tuya, como lo será siempre de las dos mujeres que te aman tanto. Sabes que somos sus otros abuelos, para siempre seremos sus tatos, tratando de mitigar ese dolor que si es insoportable para mí, no puedo dejar de imaginarme a mi niña y a mi amiga, mi hermana. Ellas, que esperaban tu vuelta de cada viaje porque traías alegría, juerga, el juego con tu hija, a la que dejabas notas por toda la casa. Ella me las enseñaba el otro día y te juro, Capi, que casi me muero. Por eso ahora lloro tanto, porque mientras escribo ellas no me ven. Y ahora, ¿sabes?, tengo allí arriba mucha gente que me puede ayudar, ahora que lo necesito tanto. Tú, Cab, eras ese arcoiris que acompañó a tu cuñado cuando fueron a buscarte a Portugal, el que les acompañaba en ese triste viaje por todo el camino, que les mandabas, cielo, para decirnos que estás ahí, que estarás siempre con ellas, con todos los que te queríamos tanto, tanto. Nunca había visto al padre de mis hijos llorar así, porque nos rompía el alma ver a tus mujeres, que te idolatraban, que vivían por y para ti, como tú para ellas. Cab, porfa, cuídalas y dame fuerzas para que yo también pueda hacerlo porque ahora, ya lo sabes, estoy destrozada. Pero también sabes que por ellas seré fuerte, no me verán caer, no me verán flaquear, maldecir aquella maldita noche cuando nos dejaste tan lejos de nosotros, tan lejos, Capi. Te quiero, no sé si te lo dije, pero te quiero con toda mi alma. Ahora ya lo sabes. Has sido lo mejor para mi niña a la que has dado 12 años de alegrías, de vida, le has dado más que muchos otros padres en toda una vida. Y a ella, a mi Ani, 25 años de amor, desde aquel día que os ví ir hacia la iglesia, enamorados como lo seguís estando. Queriéndote antes, ahora y para siempre, Cab. Para siempre.
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