Opinión

¿Quién lo duda?

Un patrimonio de nuestra memoria como gijoneses

Cuando leí "Lista indicativa" y "Patrimonio de la humanidad" ya pensé que era cosa buena. Lo es. El conjunto de la Universidad Laboral se comenzó a construir en el año 1948 y primero fue "Institución de Formación Profesional y Social para Huérfanos de Mineros", luego "Orfelinato Girón" y por fin "Universidad Laboral" o "Laboral Ciudad de la Cultura". El imponente edificio, y el espacio que lo rodea, reúne condiciones de sobra para ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ¿quién lo duda?

Es un conjunto lleno de cultura y lo importante es su utilidad actual y futura. La Laboral forma parte del patrimonio de nuestra memoria como gijoneses. El arquitecto Luis Moya y su equipo ―José Díez Canteli y la arquitecta Juana Ontañón entre ellos― hicieron una cosa "muy distinta", y esa cosa muy distinta está en Gijón. Asombrosa. Cuenta con el aprecio mayoritario de vecinos y visitantes, y sin duda es un símbolo de la ciudad. A sus condiciones artísticas sumamos que es un hervidero cultural.

Una obra considerada como símbolo del franquismo y sin embargo se ha convertido en uno de los grandes edificios del país. De hecho el mayor. Las pirámides de Egipto o la muralla china tuvieron también su pasado oscuro, pero lo importante es la actualidad y si se declarase Patrimonio de la Humanidad sería un relanzamiento a nivel mundial. La Universidad Laboral es muy bella pero puede serlo más, y estar mejor conservada, y mejor aprovechada. Hay que prestarle más atención. Una ventaja de ser patrimonio de la humanidad es que se da a conocer en el mundo, pero otro es que se preserva y se cuida.

El más grande, el "coloso" estuvo enfermo varias veces, se curó y con el tiempo sigue teniendo achaques. Pero resiste, y declararlo Patrimonio de la Humanidad sería su mejor medicina. Para los gijoneses y gijonesas ―en general, habrá excepciones― representa parte de nuestra memoria social y emocional.

Hoy La Laboral es el pilar de una Milla del Conocimiento siempre en expansión, y allí van a trabajar y estudiar unas 4.000 personas al día. El tiempo es como un sedimento que va acumulando estratos, década tras década, época tras época, y la Universidad Laboral no se escapó a esa circunstancia de resignificación. Ayer hizo seis años del fallecimiento del que fuera alcalde socialista Vicente Álvarez Areces. Pues bien, Tini fue defensor a ultranza de ese conjunto artístico-cultural, y su última y masiva despedida tuvo lugar ―el 20 de enero del año 2019― precisamente en el teatro de la Universidad Laboral. La Laboral es nuestra historia.

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