Opinión
Cabueñes genera más ruido

Hospital de Cabueñes. / Pablo Solares
Escribir que Gijón ha vuelto a sufrir un varapalo, en lo que a infraestructuras se refiere, por un fallo de gestión política forma ya parte, por desgracia, del vocabulario cotidiano de los gijoneses. Una ciudad cada vez más cansada de excusas políticas y que una y otra vez ve cómo los asuntos vitales, los que tienen que ver con la salud de las personas, siguen el mismo camino de otras grandes promesas incumplidas de los gobiernos regional y nacional. A la demora con la estación intermodal (que ni mucho menos es un capricho) y al fiasco con una licitación inviable del vial de Jove soterrado se suma ahora, para empezar el año, otro revés con la obra de ampliación del Hospital de Cabueñes. Justo el día, además, que los gijoneses claman por la subida del precio del autobús por cuitas entre partidos.
La justificación para paralizar la obra del principal complejo sanitario del área V (que atiende a Gijón, Carreño y Villaviciosa) apunta a unos supuestos incumplimientos de la UTE adjudicataria, pero desvela que quizás el proyecto no era el correcto.
Además, las explicaciones de Salud dejan sin respuesta grandes preguntas. Si desde que se puso la primera piedra el 6 de septiembre de 2022, cuando el presidente Barbón pronunció que "los plazos y los compromisos se están cumpliendo", y un 24 de enero de 2025 se rescinde el contrato con FCC-Los Álamos tras completar solo un 25 por ciento de los trabajos, ¿hay alguien de la Administración que supervise el avance de estos grandes proyectos?
El fracaso de la Administración pública no es nuevo y la falta de eficiencia a la hora de llevar a cabo las obras prometidas queda aún más en evidencia cuando otras iniciativas privadas sí cumplen con los plazos previstos. Cabe recordar la reforma que se llevó a cabo en el colegio San Vicente de Paúl, concertado, después de un trágico derrumbe del tejado y un día de cabalgata de Reyes. La dirección del centro logró una solución rápida para realojar a sus alumnos, que para el inicio del curso siguiente estaban de nuevo en sus aulas de siempre. El Rey Pelayo, dependiente de la Consejería de Educación, cerró tras el derrumbe del suelo de un aula en enero de 2023 y todavía hoy siguen con dudas sobre su vuelta.
Un político siempre encuentra argumentos para defender su gestión mientras que los ciudadanos siguen padeciendo esa incapacidad. Aunque se baje el ruido, Gijón sigue encadenando estruendos con la estación, los accesos de El Musel y, ahora, con el Hospital de Cabueñes. Y ese ruido lo generan los propios políticos.
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