Opinión
Tiene mala pinta
A medida que salen nuevos datos, el futuro Cabueñes se oscurece, crece la sensación de que se hicieron las cosas mal. El informe del desarrollo de esta ampliación que publicó este periódico, da lugar a reflexionar sobre plazos y decisiones. En 2015 se empieza a hablar del proyecto y en 2018 se hace el presupuesto que se licita en 2021, cuando el importe presupuestado había quedado por debajo de los precios de mercado, lo que hizo que ninguna empresa mostrase interés. Surge aquí la duda de si nadie pensó que en tres años los precios habían quedado desfasados, o lo dejaron correr con alguna finalidad determinada. La pandemia hizo ver nuevas necesidades que debían haberse incluido en el proyecto antes de la segunda licitación pero no se incluyeron, tampoco se tuvo en cuenta la conveniencia de que Salud mental contase con una planta en el nuevo hospital, necesidad detectada luego de la licitación inicial sin que se recogiera en la segunda. Especial atención merecen las puntuaciones que se concedieron a los distintos apartados técnicos al calificar las ofertas. La UTE adjudicataria estaba por debajo de lo exigido en la mayoría de los apartados y según desvela la autora del informe citado, solo su programa social y el control de calidad, impidieron que quedase excluida al no alcanzar el mínimo exigido. Al final, cinco millones de euros decantaron la adjudicación a favor de una UTE que en los aspectos técnicos, que debieran ser lo importante en una obra de esta envergadura, estaba muy por debajo del resto.
Rescindir unilateralmente un contrato es problemático, tienen que ser muy flagrantes los incumplimientos para que la parte afectada no responda con todos los medios, y la UTE tiene muchos. El silencio de la adjudicataria hace temer lo peor. Judicializar la obra sería lo menos deseable para su futuro. Aunque haya que hacer de tripas corazón, hay que intentar negociar para seguir o rescindir de mutuo acuerdo, lo contrario puede convertirse en un desastre económico y un retraso de años. El Principado no puede escurrir el bulto diciendo que tendremos un hospital mejor y saldremos ganando, lo hizo con el vial de Jove y seguimos esperando, es considerarnos tontos y demuestra falta de argumentos, tiene que depurar responsabilidades, máxime cuando la Sindicatura de cuentas advirtió de la falta de control, y desde octubre los trabajos decayeron notablemente. Es inadmisible que todas las grandes obras anunciadas sufran retrasos, paralizaciones y sobrecostes sin que nadie se haga responsable. Y no olvidemos que, de las dos fases de la ampliación, ésta es la fácil.
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