Opinión | palabras con silencios

Manos para compartir

Manos Unidas es una ONG eclesial fundada por las mujeres de Acción Católica Española en 1959, respondiendo a un llamamiento de la FAO que denunciaba el grave e inhumano problema del hambre en el mundo. Movidas por su instinto maternal (son mayoritariamente niños los que la sufren) y comprometidas por su fe se organizaron enseguida y crearon esta organización con la denominación tan sugerente de Manos Unidas. Pusieron manos a la obra lanzando una campaña en la que denunciaban "el hambre de pan, de cultura y de Dios que padece gran parte del mundo". Para ellas, las tres cosas siguen unidas siguiendo el capítulo 25 de San Mateo: "Tuve hambre y me disteis de comer…" y logrando ser la ONG más importante, solidaria y eficaz dirigida por mujeres. Su crédito está asegurado, son tenaces. Basta con comprobar que si en la primera campaña de 1960 recaudaron 3.000 euros, la última de 2024 superó los 50 millones. La Iglesia española en 1970 fijó su colecta en las parroquias en el segundo domingo de febrero en la que gran parte de los españoles "unen las manos" muy generosamente. Hago caer en la cuenta que aquellas antiguas organizaciones eclesiales fueran creadoras de iniciativas sociales. Como la Adoración Nocturna de Gijón: "De hermano a hermano" y los hombres de Acción Católica el "Proyecto hombre". El primer fin de la fe católica es la dignidad de la persona y por eso su salvación. Es necesario incentivar la vertiente social de la fe.

Estamos en la 66ª. Jornada contra el Hambre. Su lema reza "Compartir es nuestra mayor riqueza". Se alerta sobre el aumento y crecimiento de la desigualdad y la extensión de "la cultura del descarte", por la que quedan marginados tantos migrantes y, en nuestro mundo, tantos jóvenes sin empleo y sin vivienda precisamente en un momento de prosperidad económica. Es difícil entender que ocho mil millones de terrícolas no puedan atajar el hambre de 733 millones, sobrando tantos alimentos en este planeta o no fomentando su producción como necesita África. Hay datos irritantes: el 1% de la población concentra más de la mitad de la riqueza global, según el Credit Suisse. Peor lo pinta António Guterres, secretario de la ONU, afirmando que son solo 26 personas las que poseen esa mitad de riqueza mundial. Y con Donald Trump: los ricos al poder y los pobres a su choza. El sermón de la obispa Edgar Budde no logró su conversión.

La organización de Manos Unidas es práctica y eficaz. Ofrece sus 500 distintos proyectos anuales a los arciprestazgos de España. A Gijón le ha correspondido uno de agua (cuatro pozos) para promocionar la agricultura y saneamiento en Sokodé-Togo, ciudad del pequeño país africano en el Golfo de Guinea. Compartiendo 104 mil euros les ayudaremos a vivir con dignidad y, ¡ojo!, no emigrar.

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