Opinión

Paco G. Redondo

¿Qué es Europa?

Tiempos convulsos en Europa después de 70 años de paz (1945-2014) tras la devastadora II Guerra Mundial, hasta la invasión de Crimea por Rusia de Putin, península al sur de Ucrania de población mayoritaria rusa -desde que Stalin deportó a parte de su población, tártaros- que, sin embargo, Kruschev incorporó a la república soviética de Ucrania, entonces incluida en la URSS, enorme estado euro-asiático donde la dictadura del partido comunista resultó ser un gigante con pies de barro, por su política económica ineficiente. Quién nos iba a decir hace unos pocos años que la Europa liberal y próspera iba a ser de nuevo campo de batalla por el imperialismo de nacionalsocialistas, recordemos que el autócrata Putin procede del KGB soviético.

En Rostov del Don (sur de Rusia) me enseñaron unas colinas diciendo esa era la frontera histórica entre Europa y Asia. Para los griegos occidente era la libertad y oriente persa la tiranía. Lo cierto es que tal frontera geográfica no existe, las colinas de los Urales no son muro sino puerta. Cuando estuve en el sur de Ucrania no me pareció grave que la ciudad se llamara en ruso o ucraniano Zaporizhia o Zaporozhia: ¿Merece eso una guerra y cientos de miles de muertos y heridos? Tenía razón el cantante Serrat en preferir los caminos a las fronteras. Pero así en 2025 recordemos los adagios: si quieres la paz, disuade preparado para la guerra; y para tener enemigos no necesitas declarar la guerra, sino decir la verdad inoportuna.

A España y Asturias vendrá bien un aumento de la demanda de armas, mientras una ONU eficaz no abola los ejércitos nacionales. A España porque tendrá que gastar más en defensa, somos una de las naciones europeas con polémicas fronterizas (Ceuta, Melilla, Canarias). A Asturias si sus fábricas de armas crean empleo y prosperidad, aunque las guerras son destrucción y ruina. Turquía replantea entrar en la UE, y el último sondeo dice que el 44% de los canadienses también. Aunque critican Europa sin fronteras claras al este, pinta poco entre Trump y Putin, a pesar de sus 20 billones de euros de PIB anual. La cuestión es cómo impulsar una Europa y un mundo pacíficos, libres y prósperos, hechos complementarios.

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