Opinión

Respeto a la Santina

En la manifestación del pasado 8 de marzo en Gijón por los derechos y la igualdad de las mujeres, que deben de ser defendidos y respetados por todos, como hacía el calumniado Pablo de Tarso, defendiendo siempre a las mujeres, se produjo un hecho que ha provocado la indignación de buena parte de los gijoneses y asturianos. Un grupo de feministas radicales y portavoces de la ideología de género, según los esquemas del relato del "wokismo", se infiltró en la manifestación para atacar las creencias y sentimientos de la mayoría de guijones mofándose de la Santina de Covadonga. Igual que lo hizo hace décadas un premio Nobel locuaz e intemperante descalificando a la Santina por su baja estatura.

En esta ocasión, el ataque fue mucho más lejos. Unas féminas, ocultando sus rostros con pasamontañas morados, profirieron insultos cuasi sacrílegos. Transportaban una paródica imagen de la Santina, vestida con manto morado y acompañada de carteles con eslóganes irrespetuosos como "Santina Queer" o Santina, líbranos del fascismo".

Todo el mundo sabe, excepto los historiadores, para los que no existen los hechos ni la verdad objetiva, sino sólo interpretaciones, que, en Covadonga, como decía Jovellanos en el elogio a Ventura Rodríguez, existió un hecho en 722, que cambió la historia de España y el inicio de la Reconquista. Hace tiempo, a muchas casas de ciudades y aldeas las bendecía una imagen de la Santina.

Por lo visto, no faltaron espectadores que aplaudieron las mofas de las de las "feminazis", concepto que cada vez se va extendiendo más y más, puesto que ya se están cayendo las caretas y son muchos los que se están hartando de estas ofensas y de los rollos del "wokismo", un relato totalitario y destructor, que lucha contra los símbolos sagrados o más queridos de un pueblo, como es el caso de Covadonga. Últimamente en un desencuentro continuo entre autoridades civiles y religiosas, que deberían estar unidas por el bien de todos los asturianos.

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