Opinión

Caminando por la vida

Que somos una comunidad andariega es indiscutible. Gijón destaca en actividad física por sus cuatro costados, particularmente la costa cuya prolongación rutera se consolidó con la senda el Cervigón.

Siempre presumimos de tener la mayor playa: "comienza en San Pedro y llega a Casa Blanca", sinónimo de arrancar desde el cielo y llegar al restaurante que así se denominaba al otro extremo la concha.

En 2005 el ayuntamiento de Gijón presentaba una loable iniciativa "Caminando por la vida" siendo la senda el Cervigón referente; hay que reconocer cómo miran por nuestra salud cardiaca, pero los traumatólogos y fisioterapeutas también tienen algo que decir antes de echar andar.

Pues bien, con la prolongación del paseo la senda, el Cervigón procura un esparcimiento físico y mental que pocas ciudades ofrecen, pero con un inconveniente que ya hace tiempo destacábamos, y es la precariedad del suelo que llaman en todas las guías, incluso internacionales "camino asfaltado" cuando es piedra intercalada en una masa que se degrada dejando una irregularidad del suelo dificultando la pisada ergonómica, es igual el calzado que lleves.

Es decir, tenemos una de las mejores rutas de la costa de España y parte del extranjero que reúne todo el encanto paisajístico, la pureza y brisa del mar iniciada en el monumento a la "Solidaridad" de Pepe Noja; nos imbuimos en la intrahistoria de Rosario Acuña al pasar por su legado… Así hasta el parque del cabo San Lorenzo y el homenaje a Galileo, ya con principios de esguince de tobillo, eso sino queda afectada la rodilla viendo los cantos que sobresalen del suelo que te obliga a pisar como al "cascayu".

Al final, el peregrino creyente acaba dejando un exvoto en la capilla La Providencia que nos pilla a mano, en este caso a pie, ya contusionado.

Es tiempo de arreglar el suelo de esta incomparable senda que encumbra a Gijón, caso contrario estaríamos hablando de "caleya", nos es lo mismo.

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