Opinión

Manuel Vallina-Victorero

Vale la pena

Zygmunt Bauman, premio "Princesa de Asturias", definió nuestra época como una modernidad líquida, un tiempo en el que las certezas se disuelven y las instituciones, antes firmes, se tornan frágiles. En este contexto, muchas de las conquistas sociales que creíamos firmemente asentadas están siendo cuestionadas, especialmente en un momento en el que las derechas resurgen con discursos que desafían derechos conquistados en épocas de paz y progreso.

Es precisamente en tiempos de incertidumbre cuando vale la pena reafirmar el compromiso con la sociedad, cuando la política se convierte en un instrumento clave para garantizar que esos derechos no solo no se pierdan, sino que se consoliden y evolucionen. La política, lejos de ser una esfera ajena a la ciudadanía, es el mecanismo mediante el cual se articulan cambios, se construyen consensos y se definen las reglas del juego social. Renunciar a ella por desencanto o apatía es ceder el espacio a quienes desean imponer su visión del mundo sin oposición.

El auge de discursos reaccionarios y populistas nos recuerda que la historia no avanza en línea recta, sino con avances y retrocesos. Lo que hoy consideramos logros inamovibles, como los derechos laborales, la igualdad de género o las libertades individuales, pueden desmoronarse si no hay una ciudadanía dispuesta a defenderlos. La política ha sido, y sigue siendo, el campo de batalla donde se dirimen estas cuestiones fundamentales. Por ello, la participación activa, el debate y la toma de posición frente a los desafíos contemporáneos son formas de ejercer nuestra responsabilidad como ciudadanos.

En los próximos días, la mayor agrupación socialista de Asturias, la de Gijón, votará la elección de su dirección política. Monchu García hace una propuesta sólida, un amplio grupo de personas de perfiles muy distintos, pero con un denominador común: las ganas y el deseo de trabajar por un proyecto que mejore nuestra tierra. Este proceso pone en valor lo que significa la participación en política para defender los derechos que otros conquistaron y que tenemos la obligación moral de preservar y renovar, para que también disfruten quienes vienen detrás.

Monchu García ha construido un equipo integrador y novedoso, y, una vez más, la agrupación de Gijón demostrará el valor de la militancia y de la política como instrumento transformador, en el que llamar a las cosas por su nombre, haciendo política real y a pie de calle.

Vale la pena implicarse. Vale la pena no dar por sentados los derechos que otros conquistaron con esfuerzo. Vale la pena, en definitiva, participar en la construcción del futuro y no ser meros espectadores de su desenlace. En un mundo donde todo parece desvanecerse con rapidez, la convicción y el compromiso siguen siendo los pilares más sólidos para sostener una sociedad justa y democrática. La agrupación socialista de Gijón lo sabe y, con el liderazgo de Monchu García y el valor de centenares de militantes comprometidas y comprometidos, se hará realidad.

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