Opinión

Historias del Kronen, versión 2025

Nos estamos acostumbrando a ver y a convivir a diario con personajes que me hacen preguntarme si tendrán motivaciones que vayan más allá de sus propios intereses o de una demostración absurda de poder que, al no conseguirse con respeto, se consigue por imposición. Cueste lo que cueste, caiga quien caiga. Yo, mí, me.

Recuerdo que en mi segundo año de carrera leí Historias del Kronen, la novela de José Ángel Mañas y tuvo un profundo impacto en mí generando una sensación muy similar a la que estoy teniendo en este 2025, más de 30 años después.

Si no han leído el libro, háganlo, se lo recomiendo de veras porque resulta curioso cómo, después de tres décadas, lo que se cuenta en esa novela, lejos de ser un espejismo de los años 90 del pasado siglo, sigue vigente hoy día.

Carlos, el protagonista del libro era tan superficial, tan egoísta y tan egocéntrico que resultaba hasta inverosímil. La familia no importaba, tener amigos era signo de debilidad y a las chicas se las quería por el sexo sin entrar en ningún tipo de relación que implicase amor o compromiso.

Recuerdo que, como en mi cabeza era imposible creer que había gente así, leía una página tras otra esperando encontrar un atisbo de humanidad, de compasión, de generosidad o de cariño. Siento estropearles el final: no lo hay; el personaje se mantiene así hasta el final y he de confesar que cuando terminé el libro me llené de rabia, de impotencia y de una pena infinita porque, gracias (o por culpa, aún no sé muy bien) a aquellas páginas recibí un baño de realidad de cómo funcionaba, en muchas ocasiones, el mundo.

Hacía tiempo que no recordaba esta novela, pero estas últimas semanas no para de revolotear entre mis pensamientos. Ese es uno de los poderes mágicos de las palabras y de la literatura, vuelven a nuestro recuerdo cuando necesitamos una explicación a lo que sucede a nuestro alrededor. Así que supongo que estoy "leyendo" una versión de Historias del Kronen del 2025, voy por la mitad del libro, ya les contaré cómo acaba, confío en que no sea el mismo final.

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