Opinión

El Testigo

Sobre los valores de caridad cristiana en los tiempos del consumismo

Agradezco la oportunidad que este querido medio pone a mi disposición al ofrecerme esta ventana para que pueda compartir algunas reflexiones con cuantos puedan leer estas palabras hoy día de Miércoles Santo.

El pasado sábado tuvimos, cuantos estuvimos presentes en el templo Principal y Mayor de la Villa y como cada año, el placer de disfrutar del Pregón Literario de nuestra Semana Santa, y como ha venido siendo históricamente un Ilustre gijonés o personalidad muy vinculada a nuestra Villa, nos ha deleitado con una nueva lección magistral. En este caso nuestro muy apreciado pregonero D. Fernando González-Landa hizo un alegato a la esencia, diría que a la columna vertebral sin la que nada de cuanto fuimos, somos o seremos tiene sentido. Él lo llamó EL TESTIGO. Permíteme querido Fernando que hoy haga uso temporal de ese "testigo".

Se cumplen este año precisamente treinta años en que un grupo de entusiastas tomaron ese testigo para aunar la esencia, las raíces, los valores, las tradiciones, darle forma y recuperar con ese empuje y de una manera humilde y sencilla nuestra Semana Santa, la Semana Santa de nuestro Gijón, la del rumor del Cantábrico, el graznar de las gaviotas y porque no decirlo también la del mal tiempo…

Valores como la humildad, la sencillez, la caridad, el compañerismo, el amor fraterno, capacidad de trabajo y esfuerzo, cualidades presentes en todos y cuantos iniciaron, continuaron y participaron de esa aventura, fueron forjando la Semana Santa consolidada que hoy tenemos. Ese es el "testigo" que nos han pasado y al que hemos de hacer honor los que por circunstancias hoy nos toca capitanear la nave, ya que a fin de cuenta, las personas somos meros instrumentos y estamos de paso, y son las instituciones las que perduran en el tiempo. Y quienes así no lo entiendan, errados, a mi entender, van por la senda de la vida.

Nuestra Hermandad, la Santa y Vera+Cruz, cumple este año 380 años existencia desde que según la tradición allá por 1645, sustentada ésta también en algunos documentos recuperados del acervo municipal, viese la luz en nuestra ciudad de la mano de frailes de la orden Franciscana venidos con casi toda seguridad de la vecina Oviedo. Frailes, también con toda seguridad, sencillos, humildes, caritativos, trabajadores y acogedores, cuya misión entre otras era la de dar sepultura de caridad a los cuerpos de los transeúntes, peregrinos y cuantos morían por las veredas de los caminos sin recursos económicos ni quienes reclamasen sus despojos humanos. He aquí un signo más de caridad cristiana.

Los valores de aquellos frailes, de aquel modo de ver la vida, han de estar y lo están, quiero pensar que así es, de plena actualidad. Esos valores no caducan no se gastan por mucho que se usen, sino al contrario, cuanto más se hace uso de ellos, más se multiplican.

En una sociedad de hoy día marcada por el consumismo, por la inmediatez, por el "todo vale", por la falta de empatía, a quienes estamos al frente de las instituciones del tipo que sea y en particular a todos y cada uno de cuantos componemos y participamos de las Hermandades y Cofradías nos toca coger ese testigo y caminar con él, bien aferrado a la mano, para que las generaciones que nos sucedan no pierdan nunca el norte, no olviden sus raíces ni su esencia, ni sus valores y pueda servirles también de lámpara inagotable para cuando la oscuridad se venga sobre la senda

Quiero finalizar invitando a cuantos lo deseen a acercarse a las Hermandades y Cofradías, a vivir en su piel y desde dentro lo que significa ser miembro de una hermandad y a sentirse parte de esta aventura que es La Semana Santa. Sin duda no saldréis defraudados y será todo un descubrimiento en lo personal.

Paz y bien n

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