Semana Santa

Estos últimos años, cuando llegan estas fechas, me sorprendo con las manifestaciones de devoción cristiana que se despliegan a lo ancho y largo del país, si bien son las de la siempre apasionada y dramática Andalucía las que más fama llevan, muy por encima de las sobrias castellanas, o las más singulares de otros rincones del país, también cargados de tradición.

Y me sorprendo porque, aunque me esfuerce, no logro recordar tales aglomeraciones en tiempos de mi mocedad, es decir, en la época de la oprobiosa y catolicísima dictadura del general Franco. Quizás sean mis meninges, ya deterioradas por el tiempo, o simplemente que lo de entonces tenía más de devoción y lo de ahora de atracción. El caso es que el asunto ya se calcula en términos de macroeconomía, por lo que mueve en términos turísticos. Ye lo que hay.

A mí, lo confieso, lo que me pone es lo del Cristo de Mena en Málaga, que no es de Mena porque el auténtico lo quemaron allí mismo en los primeros “gloriosos” días de la República. También se le conoce como el Cristo de la Buena Muerte, o de la Legión, por la advocación de este Cuerpo al mismo desde 1928. Su traslado desde la iglesia a la cofradía en pleno día se convierte en una de las imágenes icónicas de estas jornadas, y su transmisión televisiva le da aún más alcance, haciendo estremecer al personal con la imagen alzada en brazos al tiempo que cantan el “novio de la muerte”. Impresionante.

En Asturias somos más parcos, quizás porque el tiempo no ha acompañado nunca para estos ritos exteriores, pero aún así tenemos nuestras tradiciones, como la procesión de los Cristos de Luarca, que a falta de imaginería barroca aporta un marco natural difícilmente igualable. Y también tenemos usanzas como la ovetense cofradía del Cautivo, que todos los años intenta liberar un presidiario, pero que este año tampoco lo ha logrado, y ya van unos cuantos, porque, al parecer, son catorce las cofradías españolas con este privilegio, el de pedir al gobierno, que es quien otorga, y, por lo visto, sólo da cuatro cada año, con el criterio de…vaya usted a saber. Quizás se reserva para Ábalos, llegado el caso.

Aunque yo, que soy de pensamiento retorcido, pienso que el problema de los del Cautivo está en que no cuentan con ningún etarra en sus listas, pues ya todos, creo, están en el País Vasco, y allí no necesitan de indultos de Semana Santa. Ya se indultan ellos solos. Ya tienen su propio sistema, que no necesita de la Iglesia, que ya cumplió arropándolos en los años de sangre. 

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