Opinión

Jovellanos, amante de los libros

El gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos estaba a favor de que los "libros prohibidos por la Inquisición" estuviesen en la biblioteca del Instituto que él fundara. A resguardo, no al alcance de todos, pero que no fuesen destruidos. "Diario" de Jovellanos del jueves 6 de agosto de 1795 ―casualmente un 6 de agosto―, el ilustrado llama "tonto" al arzobispo de Toledo Francisco Antonio Lorenzana y Butrón (León, 1722-Roma, 1804) que desde el año anterior era Inquisidor General, lo fue hasta 1797, y desde 1789 ya era cardenal.

Leemos: "El tonto del cardenal insiste en negar la licencia de tener libros prohibidos en la biblioteca del Instituto aunque circunscrita a jefes y maestros". Jovellanos sigue anotando ese día que para el inquisidor esos libros corrompieron a jóvenes y maestros: "¿Serán esos los libros de física y mineralogía para los que pedíamos la licencia? Este monumento a la barbarie", escribe Jovellanos, "debe quedar unido al Diario. ¿Qué dirá de él la generación que nos aguarda y que, a pesar del despotismo y la ignorancia que la oprimen, será más ilustrada, más libre y feliz que la presente? ¿Qué barreras podrán las avenidas de la luz y la ilustración?". Muy claro lo tenía Jovellanos.

La cosa venía de lejos, del año anterior, de ahí lo de que el inquisidor "insiste en negar la licencia". El miércoles 12 de febrero de 1794 había solicitado Jovellanos esa licencia. Anota aquel día de 1794: "[Carta] al cardenal de Toledo, confidencial, con representación sobre licencia para libros prohibidos del Instituto". Eran libros, muchos científicos, incluidos en el índice de libros prohibidos muchas veces simplemente por ser de autor no español o de religión protestante. El 11 de julio de ese 1794 insistió de nuevo epistolarmente Jovellanos ante Francisco Antonio Lorenzana y Butrón. Por fin aquel 6 de agosto de 1794 le llegaba la resolución definitiva ―negativa― del inquisidor, del "tonto del cardenal".

Pasaron más de dos siglos y cuarto. Diario "El País" del 28 de noviembre de 2024: "Más de 10.000 libros han sido prohibidos para escolares en bibliotecas públicas y academias de Estados Unidos. Entre ellos figuran "La casa de Bernarda Alba" de Federico García Lorca, "El color púrpura" de Alice Walker, y "Muerte en el Nilo" de Agatha Christie".

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