Opinión
Mujica en Xixónica
Al sabio José Mujica le dio tiempo a captar el alcance de la que llamaba "civilización digital". "Ni la peor de las dictaduras pudo imaginar un mecanismo para meterse en el subconsciente de la gente", sentenció en una entrevista. Es, afirmaba, "la peor enfermedad de la democracia representativa". Creo que a Mujica, interesado por todo, le habría encantado adentrarse en la magnífica exposición "Máquinas digitales", en Laboral Centro de Arte, comisariada por Pablo del Soto. Trece artistas materializan como sólo un creador puede hacerlo ese espacio en el que nos hallamos, entre la fascinación y la incertidumbre, inmersos en la era digital.
Porque las máquinas –rueda, imprenta, motor de vapor…– transformaron nuestro mundo, pero lo digital es una especie de agujero negro por el que nuestra realidad parece despeñarse, rebasado ya el punto de no retorno, para convertirse en un inmenso territorio inexplorado con nuevas reglas. La muestra retrata esa indefensión nuestra, a la vez que propone tecnologías para lo justo, ético, sostenible.
Y así, empezamos comprobando que avatares pueden improvisar un debate "humano" al segundo de lanzarles un tema. Se enzarzan y polarizan. ¿Nos copian o es nuestra conducta actual, crispada y tribalizada, un efecto evolutivo del diálogo en el escenario digital? Inquietante. Como el relato despiadado de nuestro proceso de trasmutación de personas a datos, esclavos del siglo XXI, alimentando insaciablemente nuestra identidad digital para que un "régimen digital de la verdad y el orden" nos gobierne. Es el "Nuevo extractivismo" de Vladan Joler.
Pero también es posible aliarse con el potencial de la era digital a modo de caballo de Troya. Y maquinar artefactos benéficos. Como el "Código de conciencia", un dispositivo que regula el acceso de maquinaria pesada en la Amazonia brasileña forzando un apagón automático al rebasar la línea protegida.
La artista ucrania Sonya Isupova cartografía en tiras gigantes de papel las zonas verdes de su país usando datos de satélites. "Mapeando" es una forma de documentar la destrucción natural del conflicto bélico pero también de ofrecer una alternativa a los mapas de guerra, con sus líneas rojas divisorias entre lo conquistado y lo perdido.
Otra artista, Noemí Iglesias, propone un "Contador emocional" que calcula empatía humana con la ayuda de una cámara y la IA discriminando interacciones afectivas –abrazos, besos, manos entrelazadas– entre las personas que transitan los alrededores de La Laboral. A día de ayer eran 140.567. Hermosa cifra.
Sí seguro que Mujica se congratularía de saber que artefactos digitales pueden propiciar justicia y belleza. Y hasta se divertiría con "Xixónica cápsula temporal", de Juan Cañada y Juan Gama. Un espacio inmersivo para experimentar un Gijón onírico donde flores surgen del aspalto, El Molinón navega, la Lloca se despieza y recompone. Ni Xixónica existe ni Mujica está pero qué bello es jugar a hacer reales los buenos sueños.
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