Opinión | Comentarios al paso

Claves del proceder trumpista (II)

4.- La era del individuo tirano .

El escritor y filósofo francés Éric Sadin utilizó ese concepto en su libro "La era del individuo tirano. El fin de un mundo común" (Editorial Caja Negra, 2022). Considera que el triunfo del individualismo posesivo neoliberal ha desembocado en lo que denomina "la era del individuo tirano", un sintagma que recoge un elemento fundamental para entender el avance del reaccionarismo hoy. El autor destaca el mito del "self made man" (hombre hecho a sí mismo), propio de la cultura neoliberal, y la irrupción de una especie de "narcisismo de masas" en las sociedades de consumo. Procesos que desembocarán, según su tesis, en esta era del individuo tirano, una condición civilizatoria inédita en la que el "yo" representa la fuente primera, y casi única, de la verdad, caracterizada, en consecuencia, por la abolición progresiva de todo cimiento común. La destrucción de las redes comunitarias y la exacerbación del individualismo son, en definitiva, otros pilares del neoliberalismo actual sobre los que se construye la ola reaccionaria.

5.- El populismo punitivo y la imitación iliberal.

El ejemplo paradigmático de este concepto es el del presidente Nayib Bukele en El Salvador: la militarización del Estado. La réplica inmediata se dio en Ecuador, en donde se produjo una campaña de represión y encarcelamiento masivos imitando el modelo de Bukele. Claro ejemplo de la "era de la imitación iliberal" que caracteriza al momento actual y que ha sustituido a la era de la imitación liberal. Este populismo punitivo implica detestar sin eufemismos la separación de poderes, la democracia y la justicia social, abogando por la desregulación total de la actividad económica y por un acentuado conservadurismo de carácter religioso y moral.

6.- La seudopolítica y el capitalismo comunicativo.

La proliferación de información y la participación online, lejos de empoderar a la ciudadanía, sirven para desviar la acción política efectiva, La comunicación pública y política se convierte en un producto de consumo más. Se usan espacios afectivos y politizados en las redes sociales para impulsar la propia marca. En este sentido, Trump es el emprendedor mediático efectivo por excelencia. Donald Trump es quien populariza, viraliza y hace posible la nueva forma de comunicación. El trumpismo discursivo se encarna, se personifica, pues, en un presidente idóneo para un capitalismo comunicativo. Ejemplifica el ideal del "súper-yo", un narcisista que "disfruta" públicamente de sus actos y aprovecha su fama y presencia en los medios para aumentar su negocio, su fortuna, su poder. Una muestra bien visible del desplazamiento que se ha producido en la comunicación política, fruto de la intermediación de las redes sociales: el personalismo y la concepción de la política como espectáculo.

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