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Opinión

De barcos y nisales

Desde 2005, en el paseo de la playa de El Arbeyal, una escultura rinde homenaje a los "niños de la guerra". El monumento representa a un chiquillo subido a una piedra caliza que mira al puerto de El Musel. Precisamente, fue uno de esos niños, Vicente Moreira, quien creó la estatua que nos recuerda que en la madrugada del 23 de septiembre de 1937 en un barco con destino al actual San Petesburgo se subieron 1100 niños y niñas en compañía de maestros y educadores para huir de una región en guerra. El gran cronista de la época, el fotógrafo Constantino Suárez, recogió una imagen tomada en la quinta Bauer de Somió, que en aquel momento acogía el orfanato Rosario Acuña, en la que se puede ver a un grupo de niños jugando juntos en la entrada principal. Se agrupaban en distintas casas de la ciudad mientras los preparaban para tomar ese barco que los alejó de sus familias, en algunas ocasiones para siempre.

Sostiene el que fuera durante más de tres décadas redactor de LA NUEVA ESPAÑA, José Luis Argüelles, en su libro "Acercamientos naturales" la teoría de que "la larga (y para algunos) cronificada crisis de Asturias (demográfica, económica, de liderazgo social y por ahí seguido) tiene una excepción en la creación cultural. De la poesía al cine, del cómic a la fotografía, son muchos los autores con una obra sobresaliente, entre lo mejor que hoy se hace en España. De estas cosas se habla más bien poco, pero es un hecho relevante si tenemos en cuenta que nuestra comunidad supera por muy poco el millón de habitantes y que solemos desayunar, cada día, taza y media de pesimismo".

Cuando el dramaturgo gijonés Ernesto Is se hizo con el premio Asturias Joven de Textos Teatrales en el año 2023, la tesis de José Luis Argüelles se confirmó. Más aún cuando la editorial asturiana Trabe editó el libro objeto del premio, "Memoria de la Nisal", o cuando ese texto se hizo merecedor del Premio Teatro Jovellanos.

La historia de una niña que partió en una madrugada del 37 en un barco con destino incierto y que treinta años después regresa a una casa llena de silencio y habitada por las dos hermanas que se quedaron conmovió a buena parte de las personas que el pasado sábado acudimos al estreno en la reapertura del Teatro Jovellanos. La Compañía de espectáculos Adrián Conde demostró la calidad del teatro que se hace en Asturias. Cristina Lorenzo, Paula Mata, Bea Canteli y Gemma de Luis nos volvieron a recordar que tienen voz, talento y presencia para emocionarnos con una historia que habla de secretos familiares, de esos que se callan para no hacer daño y que acaban secando los frutos de la Nisal.

Hagámosle caso a Argüelles, que de cultura sabe un poco y apostemos por ella en Asturias. Que no se tenga que ir el talento en barcos.

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