Opinión
La Laboral, Patrimonio de la humanidad
70 años. Ellos recorren lo que antes fueron sus aulas, y creen oír en sus fuertes paredes las risas y cuchicheos de antaño. Son esos niños que con 10 años entraban en el primer curso del año 55. Allí, niños, muchos venidos de toda España, recibían una educación y una formación completa, que ahora en el 70 aniversario aún recuerdan con nostalgia. No solo estudiaban: vivían y, según muchos, la convivencia entre ellos se convirtió en hermandad.
Recuerdan aquello como un regalo, algo gratuito que les daba la oportunidad de formarse para aquello que no podían hacer de otra forma.
La universidad se gesta en un principio tras un accidente minero en el que muchos niños quedaron huérfanos. Ante esa situación, el gobierno, junto con nombres conocidos asturianos, decidieron realizar una gran obra que acogiera a aquellos niños y a los que pudieran necesitarlo. Y se construye la Universidad Laboral. No era un edificio normal, era una gigantesca obra de arte con paraninfo, iglesia, campo de fútbol, de tenis, de baloncesto, piscinas (que admirábamos las adolescentes que pasábamos junto a ellas porque nos parecía el colmo que un cole tuviera piscinas como aquellas).
Aquello no era un colegio o un internado, era una ciudad dentro de una ciudad con unos jardines envidiables, con talleres , espacios de ocio, era en realidad una gran casa en la que convivían como en un familia aquellos que por cualquier circunstancia no podían tener esa suerte. Hasta llegar a 1000 alumnos, venían hijos de viudas, de obreros que no podían sostener una familia, para recibir una educación que les posibilitara un futuro y que descargara a la familia de la manutención de esos hijos. Hoy muchos de aquellos niños recorren los pasillos de aquel lugar donde fueron felices, donde soñaban, tan especial para ellos y para muchas familias españolas a lo largo de los 34 años en los que esa universidad fue centro de acogimiento y de formación desde que se inauguró en 1955 hasta que cesó sus actividades en 1989.
A partir de ese momento y ya durante los años 80 el declive era total, algo que se acentuó en la década de 1990, provocando un estado de deterioro alarmante y el desuso de muchos de sus espacios, por lo que muchas de sus dependencias tuvieron que cerrarse y por tanto no acoger a tantos alumnos. En 2016 fue declarada Bien de Interés Cultural por la categoría del monumento, y ahora esos mismos estudiantes que recorren sus aulas 70 años después, quieren como la mayoría de los gijoneses, que también sea declarada La Laboral como Patrimonio de la humanidad, algo a lo que en su momento los partidos de izquierda se opusieron, aunque después de chequear el deseo de la ciudadanía, recularon. ¡Qué sería de Europa, del mundo entero, si los políticos siguieran teniendo la estrechez de miras de algunos! n
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