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Opinión

Con el aborto no se juega

Sin que haya actualmente una razón o motivación social que lo justifique, ha saltado de nuevo a la palestra la cuestión del aborto. Es común la opinión en los medios de comunicación que se trata de una cortina de humo para desviar el foco de atención de las calamidades que, día a día, agobian al gobierno. Se pretende dominar la agenda política y, sobre todo polarizar todavía más la sociedad. No se puede trivializar una cuestión que afecta a la vida humana y que se ha llevado por delante 106.172 seres humanos el pasado 2024. Utilizarlo para cambalaches políticos es amoral. Desconcierta que una mayoría de los jóvenes, más del 50 % lo disculpen con facilidad, a pesar de que la ciencia cada vez es más rigurosa en afirmar la realidad de una vida humana desde las primeras semanas de la gestación. Es difícil negarlo y por eso el engaño del lenguaje, de aborto, que significa "ab-ortus"= "sin nacimiento" a "interrupción voluntaria del embarazo". Estamos en la batalla del lenguaje que, según se dice, el que la gana, gana también "la guerra de las ideas".

Ahora se pretende, aunque no será fácil, elevarlo a derecho e incluirlo en la Constitución. Es verdad que lo ha hecho Francia, pero Europa tiene una grave crisis de valores que afecta a su identidad. Lo avanzado es defender la vida. Derecho tienen los jóvenes a tener trabajo y vivienda y no se pone tanto interés. Ante la baja y negativa natalidad, lo progresista sería arbitrar medidas para favorecerla y no para mermarla, dando ayudas importantes a las nuevas parejas porque los sueldos mileuristas no dan para mucho.

También se ha planteado la cuestión de la información por la trascendencia del acto a realizar. No es cualquier cosa, se trata de una vida humana. ¿Los defensores del aborto pueden hacer toda clase de defensa y promoción, -el aborto exprés lo es- y los contrarios no pueden decir una palabra? El tomar decisiones, después de una objetiva información, nos hace más libres. Y por último, para que no falte nada, se inició ya la caza de los médicos objetores de conciencia para discriminar a los que se acojan a este derecho, que éste sí que es un derecho.

Hablando en plata, el aborto no es una interrupción, es quitar la vida; no es voluntaria, porque son las complicadas circunstancias las que empujan; no es feminista, una de las grandezas de la mujer es la maternidad; no es un derecho, el derecho es a la vida; no es un logro de la sociedad, sino un fracaso; no es progresista, porque pone en peligro el futuro de la misma sociedad; y si me apuran tampoco es socialista, que dicen que luchan por la defensa de los pobres y necesitados. Más necesitado que un nasciturus no lo hay.

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