Opinión
El uso de la guerra no es garante de la paz
El presente artículo parte con la perspectiva de aclarar que a pesar del eufemismo informativo empleado en llamar al alto el fuego en Gaza como plan de paz, no lo es, ante la aparente falta de mecanismos que lo garanticen. Por tanto, parar la guerra es la primera urgencia del plan de Netanyahu y Trump como método para liberar a los rehenes israelíes en poder de Hamás y dar satisfacción a la opinión pública israelí que exige en las calles su liberación, aunque, la población se muestre generalmente favorable al exterminio. El acuerdo se vuelve esperanzador porque significa parar el genocidio.
Las otras fases del acuerdo se presentan complejas por indefinición. El reconocimiento del Estado de Palestina, escollo clave, por el rechazo sionista se escuda en el lenguaje gramatical de “quizás” cuando se den las condiciones satisfactorias para el Estado de Israel. Por tanto, el probable rechazo israelí a compartir el Estado con Palestina compromete la globalidad de los acuerdos, lo cual, invalidaría la consecución de la paz perdurable en el tiempo. La declaración por boca de Netanyahu de que Israel “no renuncia a la guerra” viene a corroborar lo anterior al mantener también el objetivo de anexión de Cisjordania.
Quizás nos encontremos ante una pausa consentida que permita a los palestinos regresar a Gaza -tomarse un respiro- ante la demolición de sus casas y comprobar si bajo los escombros hay familiares y esperan con ansiedad la ayuda humanitaria que acabe con la hambruna y la desnutrición infantil, pero con toda seguridad no les dejarán gestionar sus asuntos. El plan colonial de Trump va en la dirección de instalar un gobierno palestino de carácter tecnócrata y apolítico, pero sin autonomía propia, o sea, un gobierno sin garantías internacionales. Si supuestamente la parte palestina contraataca en la línea de no permitir que nadie ajeno a palestina controle a los palestinos y Hamás exige la retirada completa de las tropas israelís de la zona se abriría la posibilidad de un nuevo episodio de guerra en contraposición a la paz.
Independientemente de que la paz sea creíble y certera lo preocupante es que al estadio actual se haya llegado a través del uso de la fuerza militar como activo de barbarie y de negocio financiero de la industria armamentista americana con la que EE UU ha vendido a Israel. Este activo capitalista -anexo indisociable de la guerra- se extiende también al negocio millonario que supone la reconstrucción material y redistribución zonal de Gaza cuando se comprueba que en la comisión negociadora para el alto el fuego uno de los grandes magnates inmobiliarios es el yerno de Trump. O sea, la consecución del fin de la paz, desde la lógica de la guerra y el capital se sustenta sobre 67.000 muertes -entre ellas 237 periodistas- toneladas de escombros, terror y hambruna. Solo en una masa cerebral irracional y vacía de fundamento humano tiene contexto la declaración del primer ministro israelí: nosotros somos ustedes y ustedes son nosotros, estamos juntos, Israel y América están juntos contra el antisemitismo.
Los expertos en guerras suelen establecer una línea roja -divisora- entre el cerebro y el fusil otorgándole al primero casi toda la importancia mientras minimiza la del segundo. El cerebro piensa, envía órdenes. El fúsil sólo es el instrumento que las recibe y de manera semiautomática aprieta el gatillo causando dolor y muerte. El fusil no piensa, lo arman y dispara sin preocuparle la dirección de la bala, ni el destino, ni la fatalidad de la muerte o, si la muerte es el camino que conduce a la paz. Un cerebro que no piensa se convierte en ruin, inhumano y calculador como máxima de extermino étnico de una raza o pueblo como definición. En ese contexto, cerebro y fusil se vuelven la misma cosa, -apéndices- de exterminio genocida del Estado de Palestina de derecho por resolución de la ONU de 1948. Consuela saber que a Trump no se le haya concedido el Nobel de La Paz, aunque, de manera astuta, se lo hayan concedido a Corina para no molestarle.
- El barrio gijonés de Cimavilla despide tras casi medio siglo a uno de sus negocios más históricos: 'Tengo una pena que me quiero morir
- Revuelo en Gijón por una pelea multitudinaria en Poniente
- Los nervios se llevan por dentro': así ha sido la primera jornada de la gran oposición sanitaria de Asturias
- Unos fueron a 'probar suerte' y otros a luchar por 'una jubilación digna': así fue en Gijón el examen más multitudinario de la gran oposición sanitaria de Asturias
- Investigan una agresión sexual a una mujer en un piso de la calle Adaro de Gijón (ya hay un detenido)
- Hablan los vecinos de los narcos detenidos en Gijón en la gran operación que dejó un muerto en Toledo: 'Los cochazos que aparecían de vez en cuando llamaban la atención
- Cuatro días tirada en el suelo de casa: el calvario de una vecina de Gijón rescatada por los bomberos y la policía
- Una operación antidroga en Toledo acaba con un fallecido y tres heridos de bala
