La increíble historia del alcalde de Grado que fue a dialogar en 1936 con el enemigo y acabó asesinado

En tres ocasiones regidor moscón por Izquierda Republicana, Carlos Barredo fue asesinado por las columnas gallegas en el verano del alzamiento. Pertenecía a una familia acomodada, estudió Derecho y vivió marcado por sus ideales civiles y su insuficiencia hepática

El  panteón  familiar  de los  Barredo en  el cementerio  de Grado.

El panteón familiar de los Barredo en el cementerio de Grado.

Cristian Rangel Valdés

Cristian Rangel Valdés

Cristian Rangel Valdés es doctor en Historia y autor del libro "El concejo de Grado durante la II República y la Guerra Civil"

A las dos semanas del inicio de la Guerra Civil, Carlos Luis Barredo, alcalde de Grado por Izquierda Republicana, tomó un coche y, junto al empleado municipal Santiago Sánchez Marinas, enlazó con los sublevados que venían de Galicia con el fin de tranquilizar los ánimos. Tenía 45 años, estaba enfermo y era más dialogante de lo que el momento aconsejaba. Fueron detenidos y asesinados en Villuir, concejo de Luarca, el 5 de agosto. El pasado marzo la Sociedad de Ciencias Aranzadi certificó que sus restos estaban en el panteón familiar, donde fueron enterrados en secreto, como los de su hermano Óscar. Son los primeros desaparecidos de la Guerra Civil identificados en Grado

Carlos Luis Barredo Fernández fue un republicano de izquierdas miembro del Partido Republicano Radical Socialista y, posteriormente, de Izquierda Republicana. Abogaba por una sociedad laica y en la que el ejército estuviera supeditado al poder civil siempre. Detenido por las columnas gallegas, fue ejecutado sin juicio alguno el 5 de agosto de 1936 en Villuir Luarca.

Nació el día 13 de julio de 1890 en una familia acomodada que había hecho cierta fortuna en la emigración americana. Estos orígenes le permitieron vivir en una situación desahogada, estudiar Derecho y dedicarse al comercio en su Grado natal, donde tenía su hogar y negocio -compartido con su hermano Óscar, en la central calle de Pedregal.

Aunque aún quedan muchas incógnitas por resolver acerca de su vida, hay un alto grado de certeza en algunos detalles del ambiente en el que se crió y creció. No hay muchas dudas sobre la naturaleza liberal y tolerante de su núcleo familiar. Él evolucionó hacia posturas de una izquierda de tintes republicanos, laica, pacifista y legalista, mientras que su hermano Oscar -odontólogo- optó por la tradición marxista, se enroló en el Partido Comunista y fue uno de sus máximos dirigentes en Grado.

Los dos hermanos, por otra parte muy bien avenidos en lo personal -compartían domicilio y negocio- tenían buenas relaciones y amistades con personas conservadoras; gente de su mismo estrato social, con la que se habrían criado y ni la polarización política ni los convulsos años treinta españoles llevaron al punto de ruptura.

en agosto de 1936 Carlos Barredo fue a dialogar con el enemigo

Restos óseos exhumados de la tumba, clasificados por tipo de hueso y lateralidad / .

Carlos Barredo, a escala gradense, parece claro que se opuso sin tapujos al régimen dictatorial de Primo de Rivera. En 1928 fue uno de los fundadores del Ateneo Popular de Grado, entidad cultural que aglutinó a muchos de los que luego serían sus correligionarios en el Partido Republicano Radical Socialista e Izquierda Republicana. Fue su primer secretario y, en 1930, su presidente. Bajo su dirección dieron conferencias de Leopoldo Alas Argüelles -"Absolutismo y democracia"- y Saturnino Escobedo -"España ante la historia".

El futuro alcalde de Grado no llegó al republicanismo en el lapso de dos días, los que mediaron entre el día 12 y el 14 de abril. El 12 se habían celebrado unas elecciones municipales que pretendían ser el primer paso democrático en un retorno controlado a un régimen caduco, el de la Restauración, que había sido suspendido manu militari casi ocho años antes por el general Miguel Primo de Rivera con el apoyo más que tácito del rey Alfonso XIII.

Después de dos días de desconcierto, el monarca -abandonado por los suyos, que en el mejor de los casos se pusieron de perfil- y después de comprobar la fuerza del republicanismo en la mayoría de las grandes ciudades decidió abandonar el país.

Así llegó la República. Carlos Barredo fue un republicano de izquierdas profundamente laico que abogó por la separación Iglesia-Estado en todas sus actuaciones como edil y como alcalde de Grado. También destacó como un pacifista declarado que abogaba por la primacía del poder civil sobre el militar y, al poco tiempo de ser elegido concejal, en junio de 1931, consiguió que se desestimara la propuesta del también edil Radical Socialista Raimundo Lavilla que pretendía renombrar la Avenida Leopoldo Corugedo de Grado con el nombre de los capitanes Fermín Galán y García Hernández, oficiales del ejército que proclamaron la república en Jaca en diciembre de 1930 y que fueron juzgados y ejecutados. En los primeros momentos del nuevo régimen se sucedieron los homenajes a estos "mártires de la República".

Barredo era de la opinión de que no debían exaltarse intentonas militares de ningún tipo: el fin no justificaba los medios para el abogado moscón. Oponerse abiertamente a este homenaje a los citados malogrados capitanes en un momento de exaltación republicana habla de su carácter firme y de sus ideas claras; que defendía mediante el razonamiento incluso frente a la opinión mayoritaria de sus amigos y colegas republicanos.

Arriba, el  panteón  familiar  de los  Barredo en  el cementerio  de Grado.  Junto a  estas líneas,  restos óseos  exhumados  de la tumba,  clasificados  por tipo de  hueso y  lateralidad.

El panteón familiar de los Barredo en el cementerio de Grado. / .

El 22 de abril de 1933 fue elegido alcalde de Grado después de la dimisión de su correligionario Juan Tarrazo Gómez. El acta de la sesión señala que después de la elección expresó "su agradecimiento a la corporación por el nombramiento de alcalde-presidente a cuyo cargo, añade, ya se le quiso llevar antes de ahora en varias ocasiones. Agrega que aunque no trae programa, sí pondrá toda su voluntad al servicio de los intereses del concejo llevando por lema una recta y severa administración y laborando, además, con toda decisión a favor del régimen constituido".

Su labor como concejal y alcalde estuvo siempre marcada por sus problemas de salud, pues padecía una grave insuficiencia hepática que le impidió hacerse cargo de sus obligaciones durante varios meses, lo que le llevó a ofrecer su dimisión en tres ocasiones: la primera, en noviembre de 1931 y las otras dos ya como alcalde; una de ellas el 3 marzo de 1934, que "por unanimidad no se acepta por juzgarlo indispensable para el interés municipal, se le ruega que se reintegre en el puesto".

En Grado triunfó la revolución de octubre de 1934 y después de que el ejército lograra sofocarla, como en tantos otros concejos asturianos, el consistorio, abrumadoramente dominado por los concejales del Partido Republicano Radical Socialista, fue destituido.

Con la victoria del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936, Barredo recuperó la alcaldía el 21 de febrero por orden verbal telefónica del Gobernador Civil. El resto de concejales fueron repuestos en la sesión plenaria del 22 de febrero en la que Carlos Barredo manifestó "que desde el puesto que ocupa y con la cooperación de sus dignos compañeros de corporación, velará decididamente por el afianzamiento total de la República restaurada mediante voto popular, a la vez que cuidará de dar el mayor impulso, dentro de las disponibilidades presupuestarias, a toda clase de obras, en especial las relacionadas con la instrucción primaria llevando, a ser posible, una escuela a todos los puntos del concejo donde sea necesaria. Añade que también dedicará especial atención a la administración municipal procurando la más recta y pura gestión de sus intereses".

En julio de 1936, pocos días antes de la sublevación militar, intentó dimitir por tercera vez aquejado de la enfermedad hepática y quizá su destino hubiese sido otro.

El 17 de julio se sublevó el ejército colonial en el norte de África y al día siguiente les siguieron una serie de generales y coroneles en el resto de España. El golpe fracasó en Asturias salvo en Oviedo, donde el coronel Aranda engañó a todos y se hizo con el dominio de la ciudad. En Gijón, el coronel Pinilla no fue capaz de dominar la plaza y hubo de replegarse con sus fuerzas a los cuarteles.

En la vecina Galicia el golpe triunfó y rápidamente los insurrectos enviaron una serie de columnas en auxilio de sus levantiscos compañeros de Oviedo y de Gijón.

El siempre dialogante Carlos Barredo tomó un coche y, junto al empleado municipal Santiago Sánchez Marinas, se dirigió al occidente asturiano para tratar de calmar los ánimos. A ojos de hoy el acto de Barrero parece una ingenuidad, pero hay que tener en cuenta que la información no se transmitía como ahora, que en los primeros compases del golpe las noticias eran muy confusas y casi nadie pensaba que la situación desembocaría en una guerra sin cuartel.

Barredo enlazó con los sublevados en Vegadeo y junto a Sánchez Marinas, fue detenido y llevado como rehén para ser finalmente ambos asesinados en Villuir, concejo de Luarca, el 5 de agosto de 1936. Tenía 46 años cuando lo mataron. Según la tramitación de su certificado de defunción "falleció el día 5 de agosto de 1936 como consecuencia de heridas recibidas durante la pasada guerra, en Villuir, del partido judicial de Luarca, estando enterrado su cadáver en dicho Villuir y en una finca conocida como el Paraíso o por el contrario se encuentra en situación la situación de desaparecido".

Posteriormente sus restos serían desenterrados y llevados a reposar al panteón familiar, junto con los de su hermano, Oscar, muerto en un enfrentamiento con las fuerzas militares cuando se encontraba huido en las inmediaciones de Robledo (Grado) una vez concluida la guerra en Asturias.

Carlos y Óscar Barredo

Carlos y Óscar Barredo / .

Dos nombres para una sepultura en la que estaban enterrados en secreto

J. C.

Los nombres de Carlos y Óscar Barredo serán inscritos en la lápida de su panteón familiar en el cementerio de Grado en un acto de homenaje de entrega de restos a sus familiares, el próximo 5 de agosto, coincidiendo con el aniversario de su asesinato. En marzo la Sociedad de Ciencias Aranzadi confirmó que los restos exhumados del panteón de los Barredo eran de los dos hijos varones de Encarna Fernández, según el equipo del antropólogo Francisco Echeverría y la arqueóloga Lourdes Herrasti, encargado de la exhumación y el análisis antropológico-forense y genético por el gobierno municipal de Grado, muy implicado en la recuperación de la Memoria Democrática. Esto procede de las averiguaciones de José Sierra, primer alcalde democrático de Grado e investigador durante los últimos años de la represión durante la Guerra Civil y el franquismo, quien intuyó que los restos de ambos hermanos podrían haber sido secretamente enterrados en el panteón familiar de la familia Barredo, en el cementerio local. El cuerpo de Carlos Barredo fue arrojado a una cuneta tras su asesinato y el de su hermano Óscar (emboscado y muerto en Robledo en 1938, enterrado allí mismo por los propios vecinos, tras varios días de exposición pública. Son los primeros desaparecidos identificados en Grado, habiendo sido nombrado Carlos Barredo, además, hijo predilecto de Grado a título póstumo en 2023. Queda pendiente todavía la identificación de las 61 personas asesinadas en las fosas comunes de El Rellán y las 10 de la Garba, cuyos cuerpos fueron exhumados por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y otras de las 23 fosas comunes que el Instituto de Memoria Democrática del Principado de Asturias está exhumando en estos momentos. El Ayuntamiento de Grado también está realizando una intensa labor en la reparación de las víctimas de la Guerra y el franquismo, habiendo tramitado ante el Ministerio de Memoria Democrática, en colaboración con la Asociación Memorialista de Grado Alcalde Carlos Barredo, 108 expedientes de reconocimiento y reparación personal de víctimas de represión que, aun siendo la inmensa mayoría por represión franquista, no excluye a represaliados en territorio republicano, como el también alcalde Adolfo Galán, asesinado en la Iglesiona de Gijón, u otros concejales y civiles derechistas. Todos los familiares son homenajeados durante las Jornadas de Memoria Democrática que se celebran en septiembre en Grado, en coincidencia con el Día de la Memoria Democrática de Asturias.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents