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El "campanero" Alfonso Lareo, obrero en la cimentación de Ensidesa, recibe el reconocimiento de Grado por una vida de esfuerzo y lucha por los derechos de los trabajadores

El acto de homenaje, protagonizado por la proyección de un documental, es este sábado, a las 19.00 horas

Alfonso Lareo, en su casa de Grado.

Alfonso Lareo, en su casa de Grado. / P. T.

Paula Tamargo

Paula Tamargo

Grado

Alfonso Lareo Ouzande, gallego de origen y vecino de la capital moscona desde 1968, tiene una vida digna de ser contada. Por muchas razones, entre ellas que fue de joven "campanero" en la construcción de la antigua Ensidesa, un desempeño de altísimo riesgo que de hecho se cobró muchas víctimas cuando se estaba levantando la gran factoría avilesina. Con una destacada trayectoria en defensa de los derechos de los trabajadores, figura clave del sindicalismo en la comarca, Grado le rinde homenaje este sábado y lo hará con un acto en el nuevo Centro Cultural, donde se proyectará el documental "Campaneros", del que es protagonista junto a otros de los que aún vivían cuando se rodó la cinta de Isaac Bazán, estrenada en 2015. La cita es a las 19.00 horas y la entrada es libre hasta completar aforo.

Según explica el área de Cultura de Grado a la hora de presentar su figura, "huyendo de la hambruna de la postguerra en su Galicia natal y tras pasar por varios trabajos, llega a Avilés donde trabaja durante siete meses en la cimentación de Ensidesa, dentro de las denominadas 'campanas' o cajones indios", que fue un "brutal sistema de cimentación que se utilizó para construir y levantar la acería ubicada en zona de marismas".

Aire comprimido en terreno pantanoso

A comienzos de la década de los años cincuenta del siglo XX, para hacer los cimientos de la antigua factoría avilesina, hoy Arcelor-Mittal, hubo que hincar gigantescos pilotes en el terreno pantanoso y encharcable. Se sujetaban con aire comprimido y la presión expulsaba el agua hacia afuera permitiendo cavar debajo hasta dar con firme en el que apoyar la estructura con estabilidad. Y ahí debajo, es donde se metían lo trabajadores, para excavar, en condiciones penosísimas, ya desde el momento en que entraban desde arriba, por las "campanas", para descender a la zona de tajo.

"Aquello era terrible. Algún ingeniero dijo que las ‘campanas’ eran de 18 metros de profundidad, 20... Estuve yo en alguna de cuarenta y pico metros de profundidad. Trabajé en lo peor allí. Estuve como en el año 1953 o 1954, serían unos siete meses o así, no fue más. Era un chaval. Entrabas como un corderín, no sabías para dónde ibas. ¿Qué ibas a hacer", señalaba en un reportaje en LA NUEVA ESPAÑA de Grado en octubre de 2024.

Minero y sindicalista

Lareo fue también minero y su implicación en la defensa de los derechos de sus compañeros le llevó a ser fundador en la clandestinidad de CC.OO. en 1968 en la villa de Grado.

"En el año 1973, tras asistir un congreso en el sindicato vertical en Madrid, es nombrado por varios delegados de toda España como vicepresidente nacional del sindicato de Construcción, Vidrio y Cerámica. Continuó luchando dentro del sindicato proponiendo más derechos para los obreros hasta su legalización en el año 1977. Tras jubilarse, fue miembro del sindicato de jubilados y pensionistas de Asturias en la ejecutiva regional hasta el año 1995", señala la biografía distribuida por el área de Cultura de Grado.

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