Todos sabemos que la nicotina es una sustancia adictiva y que, junto a factores como el ritual o sabor, es una de las razones por la que la gente fuma. Sin embargo, y a pesar de no ser inocua, la principal causa de enfermedades relacionadas con este hábito se encuentra en el humo generado por la combustión del tabaco.
Tras décadas de políticas antitabaco, campañas de concienciación y eslóganes que a fuerza de repetición van calando en la conciencia colectiva, la gran mayoría de la población tiene claro que fumar es perjudicial para la salud y que la mejor decisión es dejarlo por completo o no haber empezado nunca. Sin embargo, aunque las encuestas muestran que existe una amplia percepción sobre los efectos nocivos de este hábito, sigue habiendo algunos conceptos erróneos y mucha confusión acerca de cuál es la principal causa de las enfermedades ligadas al hábito de fumar. Por ello, y para seguir avanzando en la consecución de un futuro libre de humo, es importante conocer toda la información y la evidencia científica que existe alrededor del hábito de fumar y las alternativas al cigarrillo.
¿Qué es y cómo actúa la nicotina?
Una idea común y erróneamente aceptada es la de otorgar a la nicotina1 el papel de principal causante de las enfermedades relacionadas con el hábito de fumar. Aunque esta sustancia, que está presente de manera natural en la planta del tabaco, es adictiva y no está exenta de riesgo, no es el principal problema de este hábito, sino que es el humo del cigarrillo.
Cuando se inhala, la nicotina se absorbe a través de los pulmones y por medio del torrente sanguíneo recorre el cuerpo y llega a los tejidos y órganos, incluyendo el cerebro, donde provoca la liberación de dopamina. No es una sustancia inocua, pero no es la causa principal del daño del hábito de fumar.
Por el contrario, el mayor problema de un cigarrillo no está en el tabaco, sino en la manera en la que se consume, que es quemándolo. Así lo indica un estudio realizado por el NICE, National Institute for Health and Care Excellence, que señala que “son principalmente las toxinas y carcinógenos del humo del tabaco, no la nicotina, los que causan enfermedades”2.