Chistes y cuarentena: así se lleva mejor el encierro

Suena el móvil, varias veces seguidas, tienes el grupo de whatsapp del trabajo echando humo, y el de la familia, también el que tienes con amigos empieza a sumar notificaciones sin leer. Hasta la amiga de tu madre, cuyo contacto no sabías que guardabas, te ha escrito. Lo chequeas para ponerte al día y… el mismo meme/chiste/vídeo ‘gracioso’ que hace referencia al confinamiento, a lo que vas a engordar durante la cuarentena o que pretende arrancarte una carcajada con la última ocurrencia del parroquiano de turno explicando cómo se libran del virus en la España vaciada. Algunos te hacen gracia, otros pueden llegar a provocarte una arcada pero, lo más seguro, es que todos ellos te lleguen por quintuplicado. ¿Te suena? Seguro que sí. Pero, ¿de qué manera le afecta a tu estado emocional esa sucesión de gracias virtuales? Hablamos con el psicólogo clínico, Pedro Rodríguez Sánchez, para averiguar cómo influye este ‘festival del humor’ en nuestro estado de ánimo dadas las circunstancias actuales, cómo podemos utilizar las nuevas tecnologías adecuadamente y cuándo una carcajada es sinónimo de cura.

La facilidad que tenemos de hacer un chiste de todo es algo cultural, cultivémosla que seguro que nos ayuda en estos momentos

...Pedro R.

Partimos de la base de que viviendo una cuarentena que a día de hoy parece no tener fecha de fin, el pesimismo y la incertidumbre son dos estados de ánimo que en algún momento van a acompañarnos. “No hay que luchar contra algo que inevitablemente nos va a ocurrir. Vamos a tener momentos de pesimismo, ves una mala noticia, un dato poco alentador… ¿Cómo no sentirse así? Lo correcto es aceptar que en algún momento estaremos pesimistas y reconocer cuáles son las razones que nos hacen estar así. Hay que aceptarlo e intentar razonarlo y racionalizarlo”; explica Pedro Rodríguez Sánchez. Para este experto, una de las herramientas más importantes con la que cuenta el ser humano para superar los momentos de crisis emocional es precisamente el humor: “Sabiéndolo usar, es un instrumento que nos puede resultar muy útil”. Sin embargo, según apunta el experto, puede que la mejor idea no sea aprovechar la coyuntura para cebarse con el humor negro. “Lo que puede ocurrir es que un chiste sea pertinente u oportuno y, dependiendo del contexto, podemos no ser capaces de entenderlo. En estos momentos seria impertinente hacer uso de ese humor de mal gusto. Como todo en la vida, el humor también tiene que tener un buen contexto. Si no, dejaría de tener la capacidad de hacernos reír para señalar cuestiones trágicas y sobre nosotros agravaría los estados emocionales negativos en los que estamos en ese momento”.

No hay duda de que una cuarentena sin grupos de WhatsApp (y sin plataformas de streaming, conexión a internet o tv) sería infinitamente más dura. Y es que el contacto con nuestros seres queridos no puede limitarse a vernos las caras a las 20.00 cuando salimos a aplaudir al balcón. Los humanos somos seres sociales y, como tales, necesitamos cultivar las relaciones con nuestros semejantes. De ahí que, con chistes graciosos o sin ellos, haya que dar gracias por esta hiperconectividad. En palabras del experto: “Todos nos preguntamos cómo nos iría esto sin las nuevas tecnologías. Gracias a ellas podemos seguir de alguna manera con nuestro día a día… dentro de lo malo son un instrumento para que la gente pueda seguir de alguna manera con su trabajo, hacer reuniones virtuales… No olvidemos que estamos en una situación de aislamiento social y nos tenemos que felicitar por las nuevas tecnologías. Podemos llamarnos y oírnos, pero además podemos vernos los gestos y la cara, que eso es lo que denota realmente cómo estamos. Las palabras no son suficiente para ver cómo está una persona. Es importante mantenernos conectados. Yo recomiendo además que llamemos a gente con quien hace tiempo que no hablamos. Y si el contenido que nos llega nos satura, o no nos aporta nada, lo mejor es borrarlo inmediatamente. Tal como señala el psicólogo, hay que tener en cuenta que nuestra madre no sabe si ese chiste nos lo está mandando en exclusiva o es la enésima vez que nos llega al teléfono. “Hay que tener capacidad o autonomía para discernir lo que aporta de lo que no. A mí hay algunos mensajes que me hacen gracia y me ayudan a relajar la tensión. ¿Los que no? Cuando se meten con personas o son críticas que están fuera de lugar, no les presto atención”.

Humor como herramienta ante el duelo

Tenemos claro qué hacer ante un ‘chiste malo’ o cómo usar el humor en beneficio de nuestra propia salud mental mientras dure el encierro pero ¿qué ocurre si el destinatario del chiste acaba de perder a un ser querido? ¿Influye el humor durante un periodo de duelo? ¿Es contraproducente? “Imagina un velatorio, las personas llevan acompañando muchas horas y, de repente, alguien suelta un chascarrillo. ¿A qué la gran mayoría intenta hacerlo suyo y reír? Es verdad que en esos momentos al final te agarras a un elemento de distracción, para no estar todo el rato rumiando la pena”, cuenta Rodríguez Sánchez. Si bien en cierto que cuando una persona cercana fallece a causa de Coronavirus, el duelo es ya de por sí más amargo de lo normal porque las familias no están teniendo la posibilidad de acompañar o despedir a su ser querido. “Esto produce unos efectos emocionales más desgarradores que los que ya de por sí produce una muerte. Obviamente hay chistes inapropiados para una persona que está en un momento tan sensible, pero lo más probable es que el receptor lo pase por alto porque no tenga su capacidad de atención en eso que corre por las redes o esté en una actitud de recogimiento interno y manifestando su dolor”. Para nuestro psicólogo clínico el humor en tiempo de duelo significa precisamente que ese período está tocando a su fin: “Cuando se relaje la tensión, estas personas serán capaces de reír y eso será señal de que lo están superando bien”.

Es precisamente esa capacidad de reír, de hacer un chiste hasta de las situaciones más penosas, un rasgo muy nuestro que puede verse clarísimamente en las Fallas, suspendidas por primera vez desde 1939, o las Chirigotas del Carnaval de Cádiz. “La facilidad que tenemos de hacer un chiste de todo es algo cultural, cultivémosla y mantengámosla que seguro que nos va a ayudar en momentos como estos”; concluye el experto.