Resfriado común
Hablamos con el Dr. Manuel Baca, jefe del Servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital Quirónsalud Málaga
La bronquitis es la inflamación de los bronquios, tubos de mayor tamaño que llevan aire a los pulmones, generalmente causada por virus o bacterias. La bronquiolitis afecta los bronquiolos, estructuras más pequeñas en los pulmones, típicamente causada por virus respiratorios, especialmente el virus sincitial respiratorio (VSR). Sus síntomas incluyen tos persistente, dificultad para respirar y sibilancias. En el caso de la bronquiolitis, que tiene lugar en niños más pequeños, la inflamación es principalmente a partir de la porción mucosa, con menor espacio para el paso de aire por este motivo.
Ambas son más frecuentes en invierno debido a la mayor circulación de virus respiratorios y a que se tiende a estar en ambientes con menor ventilación, predisponiendo a estas enfermedades por su vía de transmisión aérea.
Sí, son comunes en niños, especialmente en los menores de dos años, debido a su sistema inmunológico inmaduro y a la exposición a gérmenes en escuelas infantiles y entornos similares.
La bronquitis y bronquiolitis se distinguen por tener síntomas respiratorios en los cuales la dificultad para respirar, sibilancias y tos persistente son predominantes, mientras que la gripe o el resfriado suelen manifestarse con congestión nasal, dolor de garganta, fiebre y malestar general.
Es importante buscar atención médica si el niño muestra signos de dificultad respiratoria, tiraje intercostal (hundimiento del pecho al respirar), labios azulados, fiebre alta persistente o fatiga extrema. En pequeños, el rechazo alimentario, disminución llamativa en el volumen de orina y los vómitos que dificultan la alimentación son signos de alarma también. La preocupación aumenta si el niño es menor de seis meses o tiene enfermedades respiratorias crónicas.
El tratamiento implica medidas de apoyo, como descanso, hidratación y, en algunos casos, medicamentos antiinflamatorios, pero siempre bajo prescripción médica. En el caso de la bronquitis bacteriana pueden requerirse antibióticos, pero jamás deben tomarse sin supervisión ni indicación por los profesionales oportunos tras la realización de las pruebas adecuadas para confirmar su etiología bacteriana. No hay una prevención específica, pero se puede reducir el riesgo al lavarse las manos regularmente, con una buena ventilación en el entorno, el uso de mascarillas en enfermos y contactos y evitar el contacto con personas enfermas si esto es posible.
Los síntomas pueden persistir varias semanas. Normalmente en el caso de la bronquiolitis existe un empeoramiento progresivo en los primeros 3 días, con una fase de estabilización de varios días posteriormente y finalmente una resolución lenta progresiva de los síntomas, aunque depende de la intensidad presentada en cada caso. Normalmente queda de forma residual una irritación bronquial que facilita la reacción a cambios de temperatura y otros estímulos, con aparición de tos, que remite poco a poco.
Mantener al niño bien hidratado, usar un humidificador de vapor frío o humedad ambiental si esta es suficiente. Los lavados nasales son esenciales para facilitar la adecuada respiración ya que, especialmente en el caso de las bronquiolitis, los lactantes son respiradores nasales obligados. Mantener en posición semiincorporada para facilitar la respiración y seguir las indicaciones médicas para medicamentos en caso de ser necesarios. No automedicar. Evitar antitusígenos y mucolíticos porque no son eficaces en estas patologías.
Recuerda que cada caso puede variar, por lo que es importante seguir las recomendaciones del pediatra en situaciones específicas.
Hablamos con el Dr. Manuel Baca, jefe del Servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital Quirónsalud Málaga
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