El Cairo / Badgad

La organización radical islámica suní Estado Islámico de Irak, encabezada por la red terrorista Al Qaeda, ofreció ayer una recompensa de 100.000 dólares para quien asesine al caricaturista sueco que dibujó al profeta Mahoma.

La oferta la realizó el líder de la agrupación extremista Abu Omar al Bagdadi a través de una página web usada por las organizaciones integristas, cuya autenticidad no ha sido verificada. «Alentamos el derramamiento de la sangre del dibujante de caricaturas Lars Vilks, que se atrevió a insultar la imagen de nuestro profeta», dijo.

El jefe terrorista subió la recompensa a 150.000 dólares si Vilks es «degollado como un cordero» y anunció 50.000 dólares para quien mate al editor del diario sueco «Nerikes Allehanda», que publicó las caricaturas.

Entre tanto, las autoridades austriacas han puesto en libertad a uno de los tres detenidos por su relación con la filmación y difusión por internet de un vídeo en el que Al Qaeda amenazaba con atentar contra España, Alemania y Austria por su presencia militar en Afganistán.

Con motivo del Ramadán, Bagdadi dijo que en ese período Dios les ordenó la lucha y la «yihad» («guerra santa») contra los enemigos. Estado Islámico de Irak reivindicó el asesinato del jeque aliado de EE UU en Irak y amenazó con matar a los líderes tribales suníes que cooperen con los americanos.

Por su parte, los diputados leales al clérigo disidente Muqtada al Sadr anunciaron que abandonan el bloque chií del Parlamento, un movimiento que podría suponer un duro golpe al Gobierno de Irak. El principal inculpado fue el que puso la voz del vídeo y el encargado de difundirlo por internet, mientras que su mujer habría actuado de traductora.

Mientras, cuatro soldados estadounidenses murieron por el estallido de una bomba al paso del vehículo en que se trasladaban, en la provincia de Diyala, al noreste de Bagdad. Además, once civiles perdieron la vida en un atentado contra una panadería en la capital.

Bush anunció ayer la reducción de acciones de combate de los marines en Irak. A pesar de admitir los «grandes riesgos», el presidente explicó ayer que, además de la retirada parcial prevista que anunció esta semana el Pentágono, quiere que algunas de sus tropas comiencen a dar más apoyo a las iraquíes y relevarlas de operaciones de combate. La medida está en línea con las recomendaciones del máximo comandante estadounidense, el general David Petraeus.