Bagdad

El Tribunal Penal Superior de justicia iraquí sentenció ayer a muerte al ex vicepresidente iraquí Taha Yasin Ramadan, como había solicitado el Tribunal de Casación tras revisar su caso. Según la sentencia del «caso Duyail», Ramadan, uno de los más estrechos colaboradores del ejecutado ex dictador Saddam Hussein, será ahorcado por su implicación en la muerte de 148 chiitas, asesinados por participar en un atentado contra Saddam en 1982.

Amnistía Internacional pidió ayer mismo al Gobierno iraquí y a gobernantes internacionales como el presidente de EE UU, George Bush, y el primer ministro británico, Tony Blair, que intervengan con premura para impedir la ejecución.

La condena, que aún es apelable, castiga un delito de crimen contra la humanidad. Al escuchar el veredicto, Ramadan, que vestía ropa árabe, dijo: «Juro por Dios que soy inocente». Acto seguido, el juez pidió a los guardias del tribunal que sacaran a Ramadan de la sala.

El pasado 5 de noviembre, Ramadan fue condenado en primera instancia a cadena perpetua, pero el Tribunal de Casación iraquí consideró que, al igual que Saddam Hussein, su hermanastro Barzan Ibrahim al Tikriti y Awad Bandar, los principales acusados del caso, el ex vicepresidente también debía ser condenado a la pena capital.

Mientras, Irán calificó de «inaceptables» las acusaciones de EE UU de que altos dirigentes iraníes han suministrado a la resistencia iraquí bombas con capacidad para perforar acorazados, que habrían causado la muerte de no menos de 170 soldados estadounidenses.

«Estas acusaciones no son de fiar ni pueden servir como pruebas. Estados Unidos tiene un largo historial de manipulación de pruebas», declaró a la prensa un portavoz del Ministerio de Exteriores iraní. Por su parte, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, advirtió de que la única forma de que haya paz en Irak es que EE UU se vaya y eludió negar las acusaciones de Washington.

La jornada de ayer en Irak se caracterizó, una vez más, por la elevada cuenta de víctimas mortales causadas en atentados a lo largo de todo el país. Cerca de 80 personas murieron y más de 150 resultaron heridas en cuatro atentados, dos de ellos con coche bomba, en varios puntos del centro de Bagdad, según fuentes del Ministerio del Interior iraquí.

Además, un soldado de EE UU perdió la vida en un incidente no vinculado a los combates y 27 cadáveres de víctimas de la violencia sectaria fueron hallados por la mañana en diferentes barrios de Bagdad. Precisamente ayer se cumplió un año del atentado contra una mezquita en Simarra, que desencadenó los ajustes de cuentas entre sunitas y chiitas.

En EE UU, los miembros demócratas de la Cámara de Representantes preparan una resolución que prevé condenar la decisión del presidente Bush de elevar en 21.500 soldados el número de efectivos militares en Irak. Los demócratas reafirmarán al tiempo su apoyo a los soldados ya desplegados.

Se estima que la resolución será votada el viernes y que su debate se iniciará hoy mismo, convirtiéndose en el primer debate sobre Irak abierto en el nuevo Congreso de mayoría demócrata. El Senado rechazó la semana pasada una moción similar de carácter no vinculante.