Roma

Quince terroristas, entre 21 y 54 años, vinculados a las nuevas Brigadas Rojas fueron detenidos ayer, lo que ha permitido impedir la comisión de nuevos atentados en Italia, de acuerdo con la información facilitada por las autoridades judiciales y gubernamentales. La unidad especial de la Policía contra el terrorismo desmanteló a esta célula terrorista, que tenía entre sus objetivos una casa del antiguo primer ministro y actual jefe de la oposición, Silvio Berlusconi, así como varios medios de comunicación y algunas empresas relevantes del país.

La operación se llevó a cabo de forma simultánea en Milán, Padua, Turín y Trieste y entre los detenidos se encuentran miembros del CGIL, el sindicato de izquierdas más importante del país.

Las Brigadas Rojas fueron una organización terrorista fundada en 1969, con ideales marxistas-leninistas, y que pretendía retirar a Italia del Tratado del Atlántico Norte. Su mayor golpe fue en 1978, cuando las brigadas secuestraron y asesinaron al ex primer ministro Aldo Moro con la intención de evitar un pacto de Gobierno entre el Partido Comunista y la Democracia Cristiana. Ese atentando supuso el principio del fin de la organización.

En la operación de ayer, también fue capturado Alfredo Davanzo, líder de Segunda Posición, movimiento vinculado a las Brigadas Rojas. Davanzo fue condenado en 1982 a diez años de cárcel por robo a mano armada y, más tarde, detenido en París en 1998, pero quedó en libertad poco después.

Según la fiscal del caso, Ilda Boccassini, los arrestados «eran personas que se consideraban en guerra con el Estado» italiano. De acuerdo con la información facilitada por fuentes de la investigación, los detenidos tenían intención de atacar la vivienda de Berlusconi en Via Vincenzo Monti de Milán. Todo parece indicar que sólo querían atentar contra el inmueble, ya que no se precisa si pretendían matar a Berlusconi. En cambio, las investigaciones apuntan a que buscaban el secuestro o la extorsión violenta de alguna persona para obtener fondos.

Además, en la lista de objetivos que querían atacar figuraban unas oficinas del grupo televisivo Mediaset, también propiedad del jefe de la oposición, y la redacción del periódico conservador «Libero». A esa lista de posibles objetivos de atentados se unía el grupo televisivo Sky, propiedad del magnate Rupert Murdoch, y una sede de la compañía energética ENI en Milán.

Tras la operación, el ministro italiano de Interior, Giuliano Amato, dijo que se ha evitado «posiblemente un atentado» de las Brigadas Rojas. Amato manifestó que durante meses los terroristas fueron sometidos no sólo a interceptaciones, sino también a controles diarios, «de los que emergieron las pruebas suficientes para llegar a sus arrestos».