Kiev

El presidente norteamericano, George W. Bush, envió ayer un mensaje inequívoco de apoyo a las aspiraciones atlantistas de Ucrania y Georgia, y aseguró que Moscú no tendrá poder de veto, en vísperas de la cumbre de la OTAN que empieza hoy en Bucarest y que, debido a este anuncio, se presenta tensa.

Tras reunirse con su colega ucraniano, Victor Yuschenko, Bush aseguró que «Estados Unidos apoya firmemente» la petición de ambos países de recibir un plan de acción que les abra el camino para una futura integración en la Alianza Atlántica.

«Mi posición es completamente sólida: Ucrania y Georgia deben recibir un plan de acción», sostuvo el presidente estadounidense, quien aseguró que ése es el mensaje sobre el que insistirá durante la cumbre de Bucarest.

Pero que los 26 aliados vayan a aprobar la apertura hacia las dos repúblicas ex soviéticas, pese al apoyo estadounidense, no está, ni mucho menos, claro. Rusia se opone a cualquier señal hacia Kiev o Tiflis con la misma fiereza con la que Bush defiende la iniciativa.

Países miembros como Alemania o Francia también se han pronunciado en contra del plan de acción. Ayer, el primer ministro galo, François Fillon, afirmó: «Pensamos que no es la buena respuesta al equilibrio de las relaciones de poder en Europa y entre Europa y Rusia».

Fuentes de la Cancillería alemana aseguraron que las reservas de la presienta, Angela Merkel, no son de principio, pues «Alemania apoya la política de puertas abiertas de la OTAN y las perspectivas aliadas para todos», sino de la elección del momento para cursar una invitación de adhesión.

Como hiciera Merkel en un acto reciente con oficiales del ejército alemán, sus asesores recordaron ayer que el ingreso en la OTAN no debe ser fruto de la visión política de un líder ni el instrumento para la defensa nacional de países en conflicto.

Precisaron que Georgia afronta conflictos internos y, en el caso de Ucrania, las perspectivas de ingreso en la OTAN no cuentan con el apoyo de la población.

Referéndum

De hecho, el líder de la oposición ucraniana, Victor Yanukovich, aseguró que su país sólo entrará en la Alianza Atlántica a través de un referéndum, informaron fuentes de su Partido de las Regiones (PR).

Pero Yuschenko afirmó que escuchar a Rusia en este caso equivaldría a permitir un «veto» por parte de un país que «ni siquiera es miembro de la Alianza». El propio Bush vino a admitir que no está claro lo que pueda ocurrir en Bucarest, pero advirtió que «trabajará duro» en favor de Tiflis y Kiev.

«Todos los países me han dicho que Rusia no tendrá veto sobre lo que ocurra en Bucarest, y les tomo la palabra. Yo no daría por sentado el resultado», aseguró. Según Bush, «a la OTAN le conviene, y a Ucrania le conviene, que Kiev reciba el plan de acción».

Ucrania, como ayer se encargó de recordar Bush, es el único país no miembro de la organización atlántica que contribuye en cada misión de la Alianza, en Kosovo, en Irak, en Afganistán.

Por su parte, el viceministro de Exteriores ruso, Grigory Karasin, advirtió de que la admisión de Ucrania en la OTAN tendrá un impacto negativo en la seguridad europea y también en las relaciones de Kiev con Moscú.

Según Karasin, «causará una profunda crisis en la relaciones ruso-ucranianas que afectará a toda la seguridad europea». «Por lo tanto, Occidente también debe elegir qué tipo de relación con Rusia le conviene», añadió en declaraciones recogidas por la agencia de noticias rusa «Ria Novosti».

Además, aseguró que la adhesión de Ucrania a la OTAN exigirá una revisión de la política de seguridad rusa: «Nuestra política en relación con Ucrania se basará en el respeto, pero la desarrollaremos en función de las próximas acciones de Ucrania».