Harare

El líder de la oposición en Zimbabue, Morgan Tsvangirai, derrotó al presidente del país, Robert Mugabe, en las elecciones presidenciales celebradas el 29 de marzo pasado, pero no obtuvo una mayoría de más del 50 por ciento de los votos y deberá concurrir a una segunda vuelta.

«Tsvangirai obtuvo el 47,9 por ciento de los votos contra 43,2 por ciento del presidente Mugabe», dijo a los periodistas en Harare el jefe operativo de la Comisión Electoral de Zimbabue (ZEC), Lovemore Sekeramayi.

Sin embargo, estos resultados han sido rechazados por el líder opositor Tsvangirai, quien asegura haber ganado las elecciones «de entrada» con un 50,3 por ciento de los votos. Tsvangirai, que tras las elecciones salió de Zimbabue por razones de seguridad y buscando el respaldo de la comunidad internacional para presionar a Mugabe a aceptar su derrota, reiteró desde Johannesburgo que no concurrirá a una segunda vuelta porque obtuvo la mayoría en la primera ronda.

Sin embargo, según Sekeramayi, «dado que ningún candidato ha obtenido la mayoría absoluta de los votos emitidos, será necesaria una segunda votación en una fecha que será anunciada próximamente por la comisión electoral».

De acuerdo con las leyes electorales de Zimbabue, la segunda ronda de unas elecciones presidenciales debe ser celebrada 21 días después de haberse anunciado los resultados de la primera votación.

El resultado de las elecciones ha sido divulgado un día después de que la comisión electoral y representantes de los partidos políticos participantes en los comicios comenzaran en Harare un proceso de verificación del escrutinio.

La idea era que durante ese proceso los candidatos presidenciales o sus agentes compararan sus propios cómputos, anotados en los casi 9.000 centros de votación el 29 de marzo, con los datos compilados por las autoridades electorales y que sólo si había acuerdo en las cifras, la comisión divulgaría los resultados.

A pesar del anuncio de la ZEC, el partido de Tsvangirai, el Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), insiste en que la verificación del escrutinio no fue hecha correctamente. «Es un escándalo, un atraco a mano armada, no lo podemos creer», afirmaron.