Jerusalén / Gaza

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dio ayer todo su respaldo a Israel en «la lucha contra el terrorismo», y afirmó en el Parlamento israelí que su país se encargará de garantizar de que el Estado judío no desaparezca nunca.

«Masada nunca volverá a caer. Estados Unidos estará a vuestro lado», afirmó Bush arrancando aplausos en la Cámara y poniendo en pie prácticamente a todos los diputados israelíes al hacer referencia a esa fortaleza, que visitó ayer mismo y que fue el último reducto de resistencia judía frente al Imperio romano.

En Masada, construida por el rey Herodes a orillas del mar Muerto, un millar de rebeldes y zelotes judíos se atrincheraron entre los años 70 y 73 después de Cristo y finalmente se suicidaron para no ser esclavizados por Roma, en lo que ha pasado a la historia judía y las pantallas cinematográficas como un acto de heroísmo.

Bush también recibió una larga ovación cuando pronunció en hebreo las palabras «Feliz día de la Independencia», con motivo del 60.º aniversario del Estado judío, y al recordar a Ariel Sharon, asegurando que «las oraciones del pueblo americano» están con el ex primer ministro israelí, en coma desde hace dos años.

Mientras, en el bando rival, los palestinos de Cisjordania y Gaza conmemoraron la jornada más negra de su calendario, la «Nakba» o «Desastre». Los actos conmemorativos se extendieron por todas las ciudades y aldeas de los territorios ocupados, además de Jerusalén Oriental y los campos de refugiados de los países donde residen los familiares de los 700.000 árabes forzados a abandonar sus hogares tras la fundación de Israel en 1948.

Los palestinos recordaron por primera vez su «catástrofe histórica» no sólo divididos geográficamente, sino también políticamente. Así, mientras en Gaza gobiernan «de facto» los islamistas de Hamas, reacios a abandonar la lucha armada, en Cisjordania rige el Gobierno leal a la ANP, cuyo presidente, Mahmud Abbas, líder del grupo nacionalista laico Al Fatah, negocia la paz con Israel.