Londres

El Partido Laborista británico sufrió este jueves un nuevo mazazo en unas elecciones parciales de fuerte carácter simbólico que alejan aún más al primer ministro, Gordon Brown, de su sueño de ganar las próximas legislativas.

En lo que había sido hasta ahora un feudo del laborismo, el de Crewe y Nantwich, el candidato conservador, Edward Timpson, se impuso a su rival laborista por 7.860 votos, invirtiendo así la anterior mayoría de los primeros de 7.000 votos. La magnitud de la derrota infligida por los conservadores supone un importante impulso para la aspiración del líder «tory», David Cameron, de llegar al número 10 de Downing Street.

Aunque se cree que Brown agotará el mandato y esperará hasta 2010 para llamar de nuevo a los votantes a las urnas en su primer test electoral nacional, el resultado de Crewe hace augurar lo peor para un partido que ganó tres elecciones seguidas con Tony Blair.

A este último revés se suma el de las elecciones municipales parciales del 1 de mayo, en las que los laboristas, con sólo un 24 por ciento de los votos, un 20 por ciento menos que los «tories», perdieron la Alcaldía de Londres y quedaron relegados a tercera posición, por detrás de los liberales demócratas.

Los conservadores explotarán ahora sin duda la resonante victoria en Crewe y Nantwich para reforzar su mensaje ante los electores de que Brown, que heredó de Tony Blair el cargo de primer ministro a finales del pasado junio, es un «perdedor nato» y no el líder que necesita el país para hacer frente a los nuevos retos.

En una primera reacción, Cameron calificó de «notable» la victoria obtenida por su partido, dijo que demuestra que los votantes confían más en los conservadores y proclamó «el fin del "nuevo laborismo"», la etapa iniciada por Blair.

Poco después de que se conociera la nueva debacle, el laborista John McDonnell dijo que los votantes tradicionales están cada vez más indignados con el partido y advirtió de que o éste cambia de rumbo o lo perderá todo.

Ni siquiera las excusas públicas presentadas por Brown por haber aumentado la carga fiscal de las familias más pobres al eliminar el tipo fiscal más bajo y su promesa de corregir su impacto negativo para ese segmento de la población ha servido para convencer a muchos votantes de que debían inclinarse por los laboristas. Brown recurrió de nuevo a los argumentos empleados para explicar la derrota del 1 de mayo e insistió en atribuir a los «tiempos difíciles» que atraviesa la economía internacional el severo correctivo al laborismo.