Jerusalén

El primer ministro israelí, Ehud Olmert, desafió ayer la exigencia de su titular de Defensa y primer socio de gobierno, el laborista Ehud Barak, de que cese y se aferró a su cargo pese a que se multiplican las demandas para que dimita.

Las críticas le llueven al jefe del Ejecutivo de todas partes: desde los partidos de la oposición, sus ministros, la opinión pública e incluso en su propio partido, Kadima («Adelante»), en el que cada vez son más fuertes las voces que reclaman unas primarias para elegir un nuevo líder. La ministra de Exteriores, Tzipi Livni, advirtió de que Kadima, su propio partido, debe prepararse para cualquier eventualidad, «incluida la convocatoria de elecciones».

Otro ministro, el de Seguridad Interna, Avi Dichter, anunció su intención de presentarse para sustituir a Olmert en la dirección del partido ante las graves sospechas de corrupción que pesan sobre él.

«En Israel no puede haber un primer ministro a tiempo parcial. Olmert y el Gobierno tienen que sentarse y tomar una decisión», dijo Dichter en una conferencia de prensa en Jerusalén, al entender que no puede ocuparse al tiempo de la dirección del país y la defensa de su inocencia.

Un día después de que Barak le diese a elegir entre cesar en su cargo -aunque sea de forma temporal- o convocar elecciones, pocos son los que han salido públicamente en su defensa y las críticas se han multiplicado.

Por el momento, Olmert no ha emitido ningún comunicado oficial sobre sus intenciones, aunque ha anunciado que lo hará en los próximos días. Los medios israelíes aseguraban ayer que, tras el ultimátum de Barak, Olmert se dedicó a llamar personalmente a los ministros y diputados de su partido para pedirles que le concedan el «beneficio de la duda» y que le den tiempo para demostrar que no es culpable de las acusaciones de que es objeto.

Hasta el momento su única reacción difundida en los medios locales se produjo el miércoles cuando en un encuentro con alcaldes de las localidades cercanas a la franja de Gaza dijo que continuará ejerciendo su cargo y que demostrará que todas las acusaciones que se han vertido contra él son falsas.

«Es inconcebible que un primer ministro sea condenado en base a un sólo testimonio», afirmó Olmert, en referencia a las declaraciones del empresario estadounidense Morris Talansky, que aseguró el martes ante un tribunal haberle entregado alrededor de 150.000 dólares en sobres con el dinero en efectivo para sus campañas y también como «préstamos» para sus lujosos gastos personales.

Según recogían ayer los medios israelíes en sus portadas y editoriales Olmert está haciendo ímprobos esfuerzos para bloquear los intentos de sus propios compañeros del Kadima para apartarlo del cargo y de la dirección del partido.

Mientras, las autoridades sirias acusaron a Israel de «empezar a jugar con las palabras» en relación con establecer la paz con Damasco y retirarse de los Altos del Golán, que ocupó en 1967.

En una alocución con motivo de la ceremonia de graduación de varios oficiales del Ejército sirio, el ministro de Defensa de Siria, el teniente general Hasan Turkmani, afirmó que «una vez Olmert dice que hay que hacer concesiones difíciles y penosas, y a la siguiente vez declara que las conversaciones seguirán en línea con los términos de la Conferencia de Madrid», de 1991, sobre el principio de paz por territorios, se quejó Turkmani, quien, además, denunció que Israel pone precondiciones inaceptables para su retirada.