El primer ministro británico, Gordon Brown, defendió hoy la estrategia militar en Afganistán, pese a las numerosas bajas habidas desde principios de mes, un periodo en el que quince militares han muerto en la sureña provincia de Helmand.

Brown reconoció que los últimos diez días han sido "extraordinariamente difíciles" para el contingente militar que el Reino Unido tiene en Afganistán, que en el espacio de 24 horas entre el viernes y el sábado sufrió la pérdida de ocho soldados.

En una carta enviada al Parlamento, el primer ministro destacó que la operación "Garra de Pantera", con la que se trata de expulsar a los talibanes de la zona central de Helmand a un mes de la celebración de las elecciones afganas, está siendo un éxito.

"Pese a las trágicas pérdidas, la moral permanece alta y puedo dar a conocer la evaluación de los oficiales sobre el terreno en el sentido de que las operaciones en marcha están teniendo éxito en sus objetivos", explicó.

Según Brown, esta ofensiva está teniendo "un marcado impacto en los talibanes en el centro de Helmand, lo que mejorará la seguridad para la población a medida que se acercan las elecciones y permitirá trabajar a largo plazo en gobernabilidad y desarrollo".

El primer ministro, quien comparecerá ante un comité parlamentario la semana próxima, aseguró que entiende que el aumento de las bajas en los últimos días haya suscitado dudas sobre la presencia militar británica en Afganistán, pero insistió en que es necesario mostrar que Londres mantiene su compromiso de estabilizar ese país.

"Aunque sé que algunos han cuestionado nuestra estrategia, sigo creyendo que nuestra estrategia es la correcta. Ha sido un verano muy difícil y aún no ha terminado", manifestó

A su juicio, es crucial evitar la presencia de los talibanes en Helmand "a largo plazo" y que la comunidad internacional se mantenga firme en su propósito de "ayudar a Afganistán y Pakistán a derrotar este despiadado movimiento insurgente y a prevenir el regreso de Al Qaeda".

Su declaración se conoció en medio de la conmoción y la controversia generadas por la muerte de ocho soldados en tan sólo 24 horas, lo que elevó a 184 el número de bajas sufridas por el Reino Unido en Afganistán desde su llegada en octubre de 2001.

La cifra de bajas supera las registradas en Irak, país del que el Reino Unido completará su retirada a finales de mes, y sitúa a Afganistán como el conflicto más sangriento para las Fuerzas Armadas desde la guerra de las Malvinas, en 1982.

En declaraciones a la BBC, Miliband subrayó que las tropas están para "garantizar que Afganistán no pueda volver a convertirse en una incubadora del terrorismo y en una rampa de lanzamiento para cometer atentados terroristas contra nosotros".

Por su parte, el líder del Partido Conservador, David Cameron, afirmó que "todo el país está en estado de shock por las muertes de tantos soldados" y pidió al Gobierno que explique su estrategia.

Cameron considera "un escándalo que nuestras fuerzas todavía carezcan de los helicópteros que necesitan de manera desesperada para moverse en Helmand".

"Las promesas de más helicópteros en el futuro no son suficientes. Se necesitan más helicópteros hoy. Más helicópteros salvarán vidas", declaró el líder de los conservadores.