Washington / Oviedo,

Agencias / Luis MUÑIZ

El discurso que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dirigió en la madrugada de ayer a las dos cámaras del Congreso parece haber dado nuevos aires a la reforma sanitaria que promueve, a juzgar por el resultado de los primeros sondeos hechos tras la intervención.

Según una encuesta instantánea de la CNN realizada entre quienes vieron el discurso por televisión, la mayoría, un 70 por ciento, se declaró satisfecha con el contenido de la alocución. Con todo, la cadena precisó que entre los encuestados la proporción demócrata era mayor que entre la población general.

Pero otro sondeo de CNN, éste elaborado en colaboración con el instituto Opinion Research Corporation, arroja un apoyo del 67 por ciento, un respaldo que antes del discurso no superaba el 52 por ciento.

Ayer mismo, Obama volvió a la carga. Primero celebró consultas con su Gobierno y más tarde se reunió con un centenar de enfermeras, ante las que repitió, como había hecho en el Capitolio la noche anterior, que quiere la reforma este mismo año: «No permitiré que se posponga».

Obama hablaba al hilo de las cifras que ayer publicó la Oficina del Censo del país, según las cuales el número de norteamericanos sin cobertura médica ha pasado en el último año de 45,7 millones a 46,3. «Rompe el corazón, y está mal, nadie debería verse tratado así en Estados Unidos. ¡Nadie!», exclamó.

Fue el mismo tono apasionado que empleó en su discurso al Congreso, al que llamó a aprobar «ya» la reforma. Obama explicó sus líneas maestras: «Protección para aquéllos con seguro médico, un sistema que permita a las personas y a las empresas adquirir cobertura asequible y la obligatoriedad de que quienes se lo puedan permitir cuenten con un seguro sanitario».

«Creo que hay un amplio consenso sobre estos aspectos del plan», si bien hay que resolver «detalles significativos», indicó, lo que provocó las risas de los republicanos. No fue la única interrupción: también se oyó un grito de «¡Miente!» cuando dijo que la reforma no se aplicaría a los inmigrantes ilegales. El grito provino del congresista republicano Joe Wilson, que luego se disculpó.

«Se ha acabado el momento de las rencillas y el politiqueo. Ha llegado el momento de actuar», señaló, en otro momento, Obama.

El mandatario anunció que se creará una bolsa de seguros médicos en un plazo de cuatro años que permitirá recortar los costes de la cobertura. Las empresas tendrán la obligación de ofrecer seguro médico a sus empleados. Y las personas tendrán la obligación de estar aseguradas.

Del apartado más polémico de la reforma, la opción pública, un seguro médico patrocinado por el Estado, dijo que «sólo sería una opción para los que no tienen cobertura» y que sería «autosuficiente» y se sufragaría con las primas que cobrase.